
¿Tendrá razón el Socio? Mi esfínter se dilata, un zurullo como el helado con caramelo que sale de los surtidores estivales, todos nos quedamos hasta verlo plegarse en el cucurucho y todos pensamos que sí, que se parece pero que mejor no llevar la analogía hasta el final. La mierda cae ordenada y dibuja en el fondo del water un escudo del Atleti, suprema inteligencia de mis excrementos que adquieren formas deseadas, qué belleza en el caos, qué oscuro designio de la materia... Agarro el Marca y me limpio, la rugosidad del papel me duele un poco al principio, pero es ligeramente estimulante, tanto que dudo, no me estaré haciendo un poco maricón. Páginas y páginas, la sección del Madrid, el tmf, pero yo me centro en la del Valencia y disfruto de enmerdar debidamente esa nefanda sección, ese club entero y casi la cartelera, las lleno de ese color que es lo humano verdadero, ese marrón otoñal que es el resíduo y la nostalgia de lo que tuvo cuerpo y que irá a parar a la mar, a la manriqueña mar, rios de mierda que van a la mar, qué maquinaria destructiva en nuestro cuerpo, qué mundo criminal e intestinal de jugos gástricos, qué final, qué tránsito transustanciador. Y agarro el marca sí, y cumple su cometido con menos dureza de la prevista, pero hay un problema, alguna página ha desteñido un poco y el careto de Palomar, el bizco plumilla, se me queda pegado como una calcamonía en mi nalga derecha, mi marmórea, blanquecina y peluda nalga derecha, suerte que tengo el As, Relaño, Hermel en servidumbre constante al gran Zizou, seguro que le odia, dice que le admira pero debe odiarle, ningún hombre puede estar tres, cuatro, cinco años poniendo a otro por las nubes si no es a cambio de dinero o de su mujer, lacayuna, servil incondicionalidad y ni siquiera así es soportable. Hermel odia a Zidane y no dice lo que debería: que ya desde Italia peca de difuso, de irresoluto, y no acaba las jugadas perdido en requiebros, es circense con esos controles parsimoniosos que ralentizan todo, controla y luego se para a regatear y se gira y recula y culea y la pierde y el Bernabéu sigue extático haciendo ohohoh como si Zidane fuese una foca estilizada y calva. Y Gatti, hay que joderse: Agarra a Miguel Ángel, llévatelo de rulas durante unos meses, lo justo para que se le aflojen ciertas junturas del cerebro, que se le quede como una tostadora, en ese punto justo de impredictibilidad que es propio de todo sonado, el bufón involuntario, agarra a Miguel Ángel, al gran portero madridista, mejor que el gato de Odessa, mil veces mejor que Buyo, no tan blando como Casillas, el gran Miguel Ángel, mito oscuro, en el olvido, y ponle una peluca, aspecto grotesco de feriante y mándalo a Buenos Aires que se haga cronista y crítico de referencia de River o de Boca, ¿aguantarían algo así? No, los Barras Bravas se harían un asadito con él en cualquier clásico. Y Roncero, el porcino Roncero, pícnico y logorreico, como si siempre se pasase con el coñac, el único periodista que es capaz, en plena televisión, de sacarse roña de las uñas, para qué tanto electropop en el canal del Madrid, tanta música electrónica, tanto inglés y tanto stroke y güaitestraips si luego llega este tío y se saca la roña de las uñas y pone cara de tener un palillo imaginario en la comisura: tertuliano vocacional, pero de tertulia carajillera, barrial, de cagarse en todo y pegar un puñetazo en la mesa y pedir otra y que la pague tu madre, que para eso traga y bla, bla, y becan, qué bueno es becan, ¿cómo Beckham? Sí, eso bekan, lo que yo digo, vende camisetas pero qué huevos tiene, y yo sigo con el careto de Palomar en la nalga, cómo me lo vea alguien va a pensar que entiendo y que además de maricón soy retorcido porque hay que tener muchas ganas de hombre para meterse con éste en la cama y el As, qué bien escribe Trueba, lástima de apellido progre, como ese otro bizco aunque más listo, y me gusta lo que escribe aunque nunca lo leo entero, demasiado largo, la lectura prolongada de la prensa deportiva me impide pasar del titular o de la microcolumna, me han hecho un impedido para la lectura y la reflexión, pienso como un albañil pasado de sol y de mahous y la prensa seria debería ser así siempre, "el mundo" titularía con la cara del traidor y un gran "Vendepatrias", y dejarse de circunloquios porque eso lo entienden todos y además es verdad qué cojones. Y llego al final, joder Simona Ventura, la italiana, allí los programas de fútbol los presentan jacas como ésta, vaya piernas, lo mejor del periódico, y clac clac clac clac clac joder quién fuera futbolista y esto es la única verdad y me la imagino en el vestuario del Milan y Kaká follándose a la jaca y joder, no me estaré volviendo sarasa y vuelta con Kaká, me la estoy meneando y aparece Kaká, aislo a la Ventura, la situo en el sistema tridimensional de mi cerebro y la someto a un movimiento rotatorio y luego a mis lentes de aumentos y la pongo a cuatro patas en mi Matrix mental lujuriosa y le digo que sí, que venga y es cada vez más real y parece que sale y que toma relieve y me pongo a imaginar cómo llevará el coño y necesito papel y utilizo el artículo de Relaño, y joder, que en el punto culminante aparezca este careto y aaaaaahhh y suelto ese gran chorro vivificador y a presión y someto el artículo entero, pura corrección, pura mesura, al juicio implacable de mi blanca lefa, de mi blanquísimo jugo espermático que acaba tiñéndolo todo y menudo problema si ahora entra alguien y comprueba qué hago yo con la prensa deportiva y ya todo está más tranquilo, todo en calma, y noto un vacío dentro que no me preocupa porque sé que es la nada, la Nada, la misma ausencia de siempre, lo verdadero que pronto disfrazaré con alguna preocupación inútil y no somos más que esto y lo demás un circo y lo primero el fútbol.