
El lunes nos trajo la esperada vorágine de portadas mentirosas, autocomplacientes y pajilleras. Sí, ÉL había sido el artífice de la victoria, él nos había salvado con un "destello". Ojo a la palabra, destello. El término denota luz, brillo, el fogon azo cegador que destierra la oscuridad. Cualquiera diría, si no lo hubiera visto, que el gol del capitán había sido como los que mete Messi con tanta asiduidad últimamente, corriendo 20 metros con el balón controlado, regateando a tres y colocándola junto al poste con precisión. No fue así: Baúl recibió en el área y la pelota le rebotó en el exterior del pie, con tan buena fortuna que le llegó a Van Ni, quien sólo tuvo que devolvérsela con el portero ya vencido. Ese fue el "destello". Media hora antes, Robinho había lanzado un trallazo desde fuera del área que se estrelló en la escuadra. Silenzio stampa. La acción no aparece en las crónicas, como tampoco aparecía aquella chilena de Baptista que rebotó en el poste. Son jugadas que sólo parecen vivir en la memoria de los lectores de páginas como ésta.
Pero hablamos de algo viejo como el mundo. El primer escriba seguramente debió ser consciente enseguida de que, al escribir, no sólo daba cuenta de la verdad, sino que también la creaba. Todo aquel que narra está interpretando, y llevando esto al extremo se puede convertir lo falso en auténtico, la mentira en verdad. La notoriedad de un medio y la frecuencia con que se repite un mensaje pueden llegar a alterar la percepción de los poco avisados o los desidiosos. Sin embargo, el deber del hombre libre es rebelarse contra la mentira, que nunca se puede convertir en verdad aunque se repita mil veces. Por ello no desfallezcáis, amigos, si en la oficina, en el instituto, en casa o en la facultad os dicen que Raúl es la repera. Si les insistiérais en que elaboraran sus argumentos, problablemente os encontraríais con que les gusta el fútbol mucho menos que a vosotros, o con que son bastante obtusos. Otros, como muchos profesionales de la prensa, tienen intereses creados. Carbajosa, hoy en elmundo.es, pide la selección para Guchi. "Es el hombre que abre cualquier partido". Especialmente cuando expulsan a su defensor, panoli. Otro ejemplo de percepción alterada: El necio de Anaut hoy no dice ni palabra de Pajillas. Su cantada sonrojante del domingo no merece la misma repercusión que su parada "milagrosa" contra los griegos, parece. Pero claro, entonces no se podrían soltar astracanadas como lo de "mejor portero del mundo".
Por todo esto, no os sintáis solos. La razón por la que Baúl es considerado un crack es la misma por la que se dice que Laura Ponte es un "top model". No sólo ninguno de los dos pertenece a la élite de su profesión, sino que cualquier mente sana seguramente los consideraría por debajo de los estándares de la misma. Nunca olvidéis este pensamiento, amigos, y si hace falta, poneos muchos vídeos con goles de Messi. O mismamente el tercero de ayer, el de Robinho. Cierta gentuza ha tenido la desfachatez de criticar la acción por individualista. Robinho hizo lo que se espera de un crack que juega en ataque: resolver en el uno contra uno dentro del área con calidad y estética. No albergo ninguna duda, ninguna en absoluto, de que si "el Mito" hubiera realizado esa jugada (aunque antes tendría que reencarnarse, claro), hoy habría una sentada periodística frente al estadio pidiendo la laureada para el capi, con la Colino amenazando con hacer un striptease si no se cumplieran sus demandas (y si se cumplieran, también).

El Mito y El Socio cara a cara
Y sí, ayer me crucé con Baúl. Iba bajando por García Paredes con unas compañeras del trabajo y allí apareció doblando la esquina desde la derecha. Iba ataviado con una camiseta de manga larga, vaqueros, deportivas y una cara avinagrada a más no poder. Le flanqueaba Ginés Carvajal, nuestro Palpatine particular, hablando por el móvil. No pude oir lo que decía, aunque por un momento creo que me pareció entender "sí, sí, 2012 y partido homenaje, 5 kilos netos". Imagino que os preguntáis si increpé al Mito o si le critiqué de alguna otra forma. No pasó nada de eso: Nuestras miradas se cruzaron una fugaz fracción de segundo y todos seguimos nuestro su camino. Si queréis saber el motivo, la verdad es que no me gusta nada violentar a alguien que va caminando tranquilamente por la calle, ni aunque me caiga tan rematadamente mal.
Desde luego, resulta realmente curioso poner a caldo diariamente por escrito a alguien y encontrártelo de repente en la calle. Aunque parece una ocasión ideal de soltar cuatro frescas, dudo mucho que eso hubiera solucionado algo. El problema de Baúl debe arreglarse desde fuera, desd el club. Él defiendo lo suyo, y jamás aceptará de propio grado que está acabado. De haberle increpado, lo más que habría sacado es que me mandara a la mierda y avinagrarlo un poco más si cabe. Eso sí, cuando se encontraba a unos 50 metros de distancia, me volví y grité: "¡¡Lesiónate ya!!" No giró la cabeza; es muy probable que no me oyera. Baúl tiene su mundo particular.
En definitiva, es el deber de cualquier que tenga voz propia no dejarse arrastrar por esta vorágine de mentira y borreguismo. Si algún día se logra la tan traída y llevada excelencia, sólo podrá ser desde una honestidad total y librándonos de cargas absurdas. En fin, amigos, consolémonos con la belleza de dos buenas madridistas amantes de la verdad, la rubia y estilizada M.R.A. y nuestra apreciada Amanda, que ya tiene 20 añitos. Para celebrarlo quiere hacerse rica, y os pide que le compréis un retrato. Viendo a estas dos muchachas, el camino está claro: ¡que la juventud y frescura destierren a la decrepitud y la decadencia!
Mañana hablaremos del parafascista Laporta y del gitanaco Flowers.