Vivir sin Liga, vivir con Raúl

Por Zus

Cuando a un hombre con una correcta regulación hormonal le quitan la liga se queda desamparado, pasa frío, tiene la sensación de que vive debajo de un puente y que no tiene ni unos tristes cartones para arroparse. La liga nacional de fútbol es el Mcguffin de todo país cuyos habitantes no muestren titubeos a la hora de embrutecerse, un país con una liga de fútbol notoria es un país viril, un país que ha sabido incluir en sus mecanismos sociales un eficiente sistema para drenar la testosterona vaselinizando así la convivencia. Una liga de fútbol decentemente articulada en un territorio es un síntoma de civilización, un mecanismo sedante en el que la agresividad es entretenida. Cuando tu equipo gana, sube el nivel de testosterona en el organismo, es algo biológico, se vigoriza tu sistema moral y anímico, tu vida cobra sentido y uno sale a la calle con la barbilla por encima de los ojos deseando encontrarte con algún palético. En el fondo le regodeas tu masculinidad y te ríes de su homosexualidad. No se trata de tener más razón o de haber sido más hábil a la hora de escoger equipo. Tener un nivel alto de testosterona en el cuerpo es adictivo, tu adicción consiste en la testosterona, tú quieres más testosterona, quieres más hombría. Quieres sentirte superior; no consiste en que la camiseta de tu equipo es muy bonita o por raigambre familiar, que es la manida y socorrida excusa. Ya puede venir tu padre a decirte que es del Levante o del Sporting que tú le mirarás como si le hubieran trepanado, tú eres joven y no lo entiendes pero tu padre te está diciendo que es maricón. Si tu padre es maricón y tú también disfrutas poniéndote la ropa interior de tu hermana acabas siendo del atleti o peor aún: simpatizante de Víctor Fernández o del 4-4-2 en rombo.

Por eso, amigos, desconfiad de aquellos que muestren simpatías por equipos de segunda fila, de los valencianistas, de aquellos que ya pasada la gloria del Superdepor sigan simpatizando con ellos. Son todos maricones. Desconfiad de un anticapellista, precisamente por esa fijación en la estética y en perder. Es un síntoma de degradación masculina, son mujeres en el cuerpo de un hombre. Si uno comprende esto puede entender la razón por la que cuando uno está concentrado en un partido no piensas en echar un polvo, estás repostando testosterona. Por esta razón los realizadores siempre nos cuelan titis, no vayamos a emplear mal la sobredosis de testosterona y nos dediquemos a dar guantazos al aciago raulista que tengamos al lado. Las mujeres en las retransmisiones son un hábil subterfugio para reconducir la agresividad.

Por esta razón la selección nacional es un fastidio ya que no nos asegura hombría. Después de tantas decepciones tu organismo rechaza heurísticamente ese ente, no te asegura dosis de testosterona y tú eres un hombre, tú disfrutas tocándote los músculos cuando nadie te ve, te gusta sentirlos llenos de vigor y ver a la selección la mayoría de las veces te languidece la musculatura y el espíritu. Tú no quieres arriesgarte a un bajón de testosterona por lo que decides mandar a la selección a tomar por culo. Ese día te conviertes en un verdadero varón que no pone en juego su heterosexualidad, te da igual la pertenencia a un grupo y la cohesión social, tú elijes tu hombría. Bien, ¿qué podemos hacer sin fútbol y con la testosterona aporreándonos el cerebro?. Yo os lo digo: meternos con Raúl. Es una manera entretenida de emplear la agresividad además de ejercer una impagable labor para con el madridismo sin jugarse en ningún momento los niveles de testosterona en la ruleta rusa. Es un tema socorrido para estos días, venga, vayamos al lío:

Los raulistas se caracterizan por su carácter reaccionario y romántico, también en que son menos hombres. Son capaces de sacrificar sus dosis de testosterona del miércoles y del domingo con tal de seguir El Dogma de Fe Raulista. Los antiraulistas no quieren poner en juego sus dosis de testosterona, son hombres de una pieza con una elevada heterosexualidad. Convendrán conmigo en que abrazar la fe raulista es poner la mano en el fuego. Imagino a los raulistas cruzando los dedos antes de cada partido y esperando poder tener razón tras el pitido final, nunca les verás sacar pecho antes de un partido ni se jugarían a su pareja a que hace algo decente. Un antiraulista siempre tiene razón, no quiere arriesgarse, apostar a que Raúl hará un mal partido es una inversión segura ya que difícilmente otro jugador puede empeorar lo que haga Raúl. Un antiraulista habla de Raúl antes, durante y después del partido; los raulistas han quedado abocados a hablar después del partido o a callar, son una raza inferior, padecen marasmo moral. Mi estimado Arturo Punto Barra -con el que uno se siente un auténtico hermeneuta cuando cree haberle entendido- compara el raulismo con el conservadurismo, el raulismo con el feminazismo, cuánta razón.


El abrazo del oso

Ante esto, tengo que reconocer que el otro día mientras navegaba en youtube padecí un conato de arrepentimiento, me pregunté acerca de si era demasiado duro con el Raúl persona, le humanicé ya que hasta ahora le consideraba como un mecanismo diseñado para tiranizar pueblos enteros. En este vídeo podemos verle como un chaval sano y normal aunque se puede vislumbrar la hijoputez ya que por esos tiempos ya era capitán. Y lo mejor de todo es que en la entrevista reconoce que su juego se basa en ser un cono de obra, muy transparente aunque en la ovación final se puede apreciar una psicopatía por la ansiedad que le entra y por el descontrol de los músculos faciales que muestra. A pesar de todo el chaval es adorable. En el segundo vídeo, a pesar de ir ataviado como un camello de farlopa en periodo estival me enternece inconmensurablemente verle cuidar de su pequeñín. ¿No es Raúl una persona con sentimientos, ilusiones y frustraciones? Ya sé que estáis sucumbiendo pero no os confundáis, a nosotros no nos toca el Raúl padre, nos toca la raúlcracia, la tiranía. Todo el mundo habla de el golazo al pateti, del gol con el exterior como los grandes goles de Raúl. Yo tenía mi memoria particular y acudí flaqueando a buscar el golazo que le metió a la Real Sociedad. Lo recordaba como uno de sus mejores goles pero fíjate tú que en su época no me di cuenta del engaño que es como futbolista. Después de llevarse el balón de espuela quiere bajarlo al suelo y ¡no es capaz!, ¡cómo pude estar tan ciego!. Si bien el gol es espectacular y se puede considerar la jugada como un proceso evolutivo, con el error con un sentido funcional, no soy capaz de ver otra cosa que su torpeza y sus intenciones fallidas, su elección primera no era esa y al final maquilla todo, eso sí, espectacularmente. ¡Firmes!, quiero veros recios y en alerta. Conseguí recuperar la fe antiraulista con el siguiente vídeo. Agudizad vuestras percepciones en el fragmento 0:14-0:20, será toda una revelación, reproducidlo las veces que haga falta:



Vale que los negros son seres fornidos y una raza físicamente superior, pero hombre, que el chaval medirá un metro y veinte centímetros. ¿Se puede hacer más el ridículo? Yo no imagino a Zidane de viaje por África y cayéndose al suelo ridículamente en una pachanga con unos negritos, fijaos en la cantidad de público que seguía el evento, ¿qué pensarían?. Además muestra un ínfimo sentido estético y del honor intentando jugar el balón desde el suelo, le sale la víbora. Si es que realmente no es un virtuoso, siempre pensé que en partidos oficiales se tiraba voluntariamente al suelo para maquillar su incompetencia, ahora he comprobado que sencillamente carece de la coordinación necesaria para adelantar la pierna y equilibrar el cuerpo. vean el vídeo de nuevo, es una mezcolanza de terror y desternillamiento. Cómo va a ser éste futbolista del Madrid, que no, hombre, que no.



Me hace gracia, que después de estos cuatro años que los raulistas tienen en su debe al madridismo, se atrevan encima a hacernos callar, a silenciar a la masa ya de por sí silente que es el antiraulismo, ergo madridismo. Toda la maquinaria del club y de la supuesta prensa independiente arropa y defiende a Raúl, parece un infierno orwelliano, aún así vienen a intentar callarnos también aquí. Aparte de que no podéis manejar la línea editorial del Socio no caéis en que digamos lo que digamos Raúl siempre juega. De nosotros no depende su alineación en el once titular, ¿qué os molesta, raulistas, qué os molesta? El antiraulismo lleva unos años soportando al sujeto miércoles y domingo y sólo tenía el asidero de la queja de su parte. Ahora, raulistas, Raúl juega como siempre haga lo que haga y ¿pretendéis que nos callemos?. Es nuestra única satisfacción aparte de sentirnos moralmente superiores, vosotros tenéis la satisfacción de verle tiranizarnos y de algo más obsceno: verle jugar. Taparos un poco, ¿teméis que influyamos en las alineaciones? ¿es que no leéis la prensa?. Queda Raúl para rato. Fansdelmadrid es como la pequeña aldea de Armórica rodeada de gentuza: Babaórum, Acuárium, Laudánum y Petibónum. Vosotros formáis parte del Imperio, dejad de mandar escaramuzas de la fealdad. Lo paradójico e irónico es que Asterix, encarnado en Schuster, no vive en la aldea. No pasa nada porque aquí se mantenga una resistencia dialéctica.

Me gustaría comentar un párrafo del comentarista Fibri:

"Pero Raul es así, donde otros dejaron palabras, él deja hechos, donde otros dejan promesas, el deja números, y con cada martillazo sobre las mallas contrarias percute sobre la psique de sus encolerizados detractores, que terminan de perder el juicio como perros enrabietados cuando el Gran Capitán, señalándose con la majestuosidad de un emperador su dorsal, remarca que siempre habrá clases y que aun queda Raul para rato".

¿Cómo no vamos a escandalizarnos? Un tío tan mediocre al que le otorgan cualidades de mito y encima relamidamente. Parece poesía escáldica, Odín esquivando la historia y saliendo con vida del Ragnarok. Por favor, ¿cómo no vamos a estar hasta los huevos de Raúl? Es imposible humanizarle. Raúl ha sido cosificado, para unos es un mito, para otros es un baúl lleno de recuerdos maléficos y de asco.

Para acabar, me voy a dirigir al verdadero madridismo; vamos a trabajar la dialéctica antiraulista, vamos a desenmascarar otra mentira del raulismo y a dotar de armas a esas masas de revolucionarios que malviven en la resistencia:

"Raúl jugaba con Capello, el mejor entrenador del mundo"

Atentos al silogismo, si Capello es el mejor y Capello alinea a Raúl, Raúl es el mejor. Con dos cojones. Bien es sabido que Capello apostó por la abnegación y la actitud raulista para reflotar a un vestuario corrupto, fue una decisión política ante el quemeimportismo de Ronaldo y su poca profesionalidad. Capello inoculó sacrificio y dedicación con el virus Raúl. Había que apostar por un bando para controlar ese vestuario y eso es irreprochable. La cruda realidad es que cuando hubo que jugarse la liga Raúl fue apartado del campo dando entrada en el campo a Higuaín. Recordemos el partido en Zaragoza en el que Ruud marca el empate de rechace de un tiro de Higuaín que había entrado en el descanso por Raúl. En la última jornada, Raúl a tomar por culo en el descanso ante el Mallorca, Higuaín rompe el partido en un memorable control orientado ante Ballesteros que hasta ese momento parecía el mismo Jurgen Koller, claro, que hasta ese momento tenía a Raúl dando tumbos en su zona. RAÚL FUE APARTADO DEL EQUIPO CUANDO HABÍA QUE JUGARSE LA LIGA. Capello empezó a comprender el declive de Raúl y a un emergente Higuaín. Capello, una vez teniendo el vestuario bajo control, empezó a quitar protagonismo futbolístico a Raúl. Capello era un hombre, Capello era un monumento marmóreo de testosterona.