
JJ Santos, la fotogenia hecha periodista, dejaba caer ayer la bomba sobre el sufrido pueblo madridista: el Madrid podría estar pensando ofrecer un contrato vitalicio a Raúl: mientras juegue 30 partidos, podrá seguir en el equipo hasta los 40 años, como Donato en el Dépor. Y no sólo eso, cuando termine de arrastrarse por los campos ("¡cómo lucha!") podrá seguir en club en un puesto directivo, ¡a escoger! Desde director de la cantera a vicepresidente, ¡qué más da, es Raúl! Aunque quizá su puesto idóneo sea jefe de Relaciones Internacionales ("This camp"). En Europa, después de Villar (¿foorball?) ya no creo que les espante nada. Pero no todo son vino y rosas para el capitán. Según ABC, al firmarse la renovación (lo cual podría ocurrir en tan sólo un par de semanas), "la oferta económica podría sufrir una pequeña rebaja en relación a la actual." Pero bueno, ¿es posible? ¡¿Menos de mil kilos limpios al año por resoplar detrás de los defensas contrarios y empujar goles?! ¡¡Incalificable!!
En todo caso, no olvidemos que la noticia por el momento no está confirmada. ¿Qué credibilidad le doy yo? Pues creo que bien podría ser un bulo, y que andando Carvajal de por medio todo es posible (Cañizares y Salgado, por algún motivo, aún no han hecho las maletas para irse al Chelsea). Si esto fuera verdad, Calderón no sólo sería un frívolo manirroto y electoralista, sino que además se convertiría en un tipo totalmente indescifrable. ¿Qué sentido tiene pasar de querer ceder al jugador a ofrecerle una renovación vitalicia? ¿Tanto se ha cagado desde que llegó, tanta importancia le da a que la prensa le deje en paz? Quizá recordando las barbas peladas de Fernando Martín le suponga a Relaño y cia. más influencia de la que realmente pueden ejercer en los devenires del club.
Pero la vida da sorpresas, qué duda cabe. Resulta que hay a quien LE GUSTAN las greñas y barbas del capitán: A LOS GAYS. La prueba la encontramos en el fascinante foro "Gayfutbolistas", donde se le dedican frases como "hay que ver lo bien que le ha sentado la madurez"; "Está buenísimo le pongas como le pongas" o "como los buenos vinos, entre más añejos mejor". También encontramos una revelación: "El cambio se lo debemos al peluquero de la selección, que estuvo años detrás de él (para que se lo dejara largo)". A los 30 tacos, por fin ídolo mediático, capi.

Fin de las obras en el antiguo solar del Bernabéu, año 2075
Volviendo al asunto de la renovación, por si acaso convendría ir mentalizándose para una vida con Raúl. ¿2010? ¡Ja! ¡Ingenuos! Seguramente ahora ahora todos firmaríamos que ese fuera el año de su salida definitiva del cluo. Pero no sólo se alargará la penitencia cinco o seis temporadas más (C. Ronaldo: "no fui al Madrid porque no había sitio para mí"), sino que al día siguiente de retirarse estampará la firma sobre su contrato como directivo. Nos enfrentamos a una larga vida en la que Raúl no dejará de estar vinculado contractualmente al club ni una sola hora. Por supuesto, siempre cobrando generosísimamente "por los servicios prestados" (se ve que no se los pagaron en su día). Así, la única forma de librarse de él será el llamado "hecho biológico", sobrevivirle. Dado que aquí casi todos somos más jóvenes que Raúl o le superamos por poco, un buen cuidado de nuestro cuerpo puede darnos algún día la satisfacción de verle estirar la pata, y recordar la viejísima sensación de un Real Madrid en el que no había un casposo reinado del terror. Aunque claro, bien podría cumplirse la profecía realizada por Hughes ayer y que el Bernabéu se convierta en una pirámide donde reposen los restos del Gran Capitán para siempre jamás. Digo Bernabéu si no le cambian el nombre al estadio, claro.
Como nota optimista, habría una salida a más corto plazo: que tomara el timón del club alguien que estuviera tan hasta los cojones del 7 como Luis Aragonés, pero a ser posible con una imagen menos deteriorada y sin un pie en el otro barrio. En cualquier caso, si Zapatones consigue aguantar el pulso hasta este verano, le habrá hecho un último e inesperado servicio a un sector del madridismo que hoy se siente desamparado. ¡Quién habría dicho que este tipo podría provocarnos algún día una sonrisa de oreja a oreja!