El Capello del Barça

Louis Van Gaal va líder de la Liga holandesa con el AZ Alkmaar, equipo modestísimo del que no había oído hablar ni el puto Julio Maldonado. Y he de decir que me alegro, porque me he dado cuenta de que Van Gaal me cae bien. Va, lo confieso: El mejor fútbol que he visto en mi vida es el que hacía el Ajax de los 90. Una cosa digna de ver, al primer toque y verdaderamente de memoria. ¡No me extraña que Overmars dijera que su sistema era jodido de aprender! Pero el equipo era una máquina de fútbol, que batió récords de imbatibilidad (ciento y pico partidos, creo), desde luego mucho mejor que el Barça actual y quizá mejor que el Milan de Sacchi. Sólo lo frenó la inevitable desintegración periódica de los "ajacied" (nosotros nos llevamos a Seedorf). ¿Recordáis la Juventus rocosa de Lippi? (sí, la que ridiculizó el tiki taka de Valdano) Pues el Ajax de Van Gaal les meó. Los juventinos sólo pudieron derrotarlos unos años después por penaltis. Nunca olvidaré una eliminatoria en la que nos enfrentamos contra ese Ajax y cómo Míkel Lasa era el mismo rostro del terror cada vez que veía llegar por su banda la amenazante figura de Bogarde. Realmente eran hombres contra niños. Muchos años después, Aloysius Paulus Maria van Gaal está a punto de ganar una Liga con un equipo de mindundis.

¿Por qué establezco el paralelismo con Capello? Pensémoslo: El hombre llegó a Barcelona en loor de multitudes, como el gran deseado. Incluso se echó al simpatiquísimo Bobby Robson (y a Mourinho), que había montado un equipo bastante apañado, para hacerle sitio. Y lo más gracioso es que Van Gaal ganó, ganó dos Ligas llegando a arrasar en algunos momentos. Su problema fue, simplemente, no caer en gracia a los clanes mafiosos de Sport y Mundo Deportivo. Tenía el acento fuerte, era un tipo serio y le gustaba fichar a holandeses. ¡¡Pecado!! ¿Recordamos cómo le representaban los guiñoles de Polanco? Pero su deber era ganar, y lo ganó. Ni siquiera podían ponerle la excusa del fútbol feo.

Ahora la gran pregunta: ¿Cómo en el entrenador más cotizado de Europa llega a un club, gana dos ligas y termina saliendo humillado desprestigiado? ¿No es eso la campaña de destrucción de un hombre? Cuando por fin lo destituyeron, dijo: "¡Felicidades, amigos de la prensa!" No era para menos. El "entorno" se había manifestado en su dimensión más siniestra y machacona. Ellos preferían de lejos a un "Charlie" Rexach mediocre pero prácticamente de su cuadrilla, o a un Serra Ferrer (Llorenç, decían ellos) que en su condición de mallorquín tenía que cuidarse de rendir pleitesía a los periodistas de pura raza.

Pero no acabó ahí la humillación de Van Gaal. Como le debían dinero, aceptó volver a entrenar al Barça un tiempo después, con toda la humildad del mundo y dispuesto a complacer a la horda. ¡Hasta lloró en su primera rueda de prensa! Pero no pudo reflotar al equipo descompuesto que Gaspart le epuso en las manos y tuvo que marcharse, esta vez definitivamente. ¡Quién sabe si aún le deben dinero!

En fin, la lección debería ser clara. Cuando un entrenador es muy cotizado somos nosotros quienes los buscamos, y no al revés. Deberíamos tener un mínimo respeto a sus métodos y no dejar que unos clanes movidos por fobias personales y ánimo de lucro socaven su labor. No pueden pedir resultados a un entrenador a los tres meses... a lo mejor si son profesionales contrastados es porque necesitan su tiempo para cimentar los equipos. Y si obtienen resultados, habría que pensar que algo están haciendo bien, dejarse de filosofías futboleras de mierda pensar y que con más tiempo pueden hacerlo mejor. La victoria raramente es casualidad.

Y no olvidemos otro motivo para simpatizar definitivamente con Van Gaal: ¡De pequeño era del Madrid!