miércoles, 30 de noviembre de 2005

Queremos cifras



- Pues hale, ya ha renovado el chaval y Florentino tendrá un dolor de cabeza menos. Todos afirman estar satisfechos, pero por ahora no han salido los números de la operación. Porque, aparte de que Casillas siga o no, lo que realmente nos interesa a todos es saber quién se ha bajado los pantalones, quién iba más de farol, etc. Parece que la SER ha cifrado la cosa en 7 millones al año. ¿Pero millones brutos, netos? ¿Condicionados? A ver, esos reporteros que tanto saben... Ah, y dicen que Helguera renueva también. ¿Por qué le habrán hecho sufrir tanto al hombre?

- Para el As, "el elegido" es Arsene Wenger, por lo visto basándose que Florentino dijo en la radio que le gustaba. Creo que se avecina guerra de portadas entre As y Marca (Wenger-Capello). Particularmente, lo del francés no me parece muy creíble.

lunes, 28 de noviembre de 2005

Remontando bajo la lluvia



¿Qué quiere decir que el Madrid haya estado a punto de perder, en un partido en el que fue de más a menos y en el que metió dos goles en un minuto, uno de ellos de Raul Bravo? ¿Que el equipo ha tocado fondo? Bueno, sí, pero aparte de eso quiere decir que aún podemos apelar a la épica. Y es que aunque no nos comamos un colín en la Liga, mientras los partidos se resuelvan así siempre habrá debate al día siguiente, y un eco de aquel espíritu de antaño que nos llevaba a no rendirnos jamás. Claro que todo esto son distracciones pasajeras, porque el año que viene, si por fin tenemos un entrenador de verdad y carburamos, apenas quedará en el madridismo un recuerdo de esta temporada, tirada por la borda y gris, como la camiseta.

sábado, 26 de noviembre de 2005

A cara de perro



- Tras nuestra brillante fase de clasificación en Champions y el segundo puesto conseguido, nos las tendremos que ver en octavos con equipitos inofensivos como Bayern, Juve, Inter, Arsenal, Milan o Chelsea. Así pues, podemos salir de la competición de forma pirotécnica, como el año pasado. O sea haciendo el ridi, pero en un choque muy espectacular. Si he de elegir a uno de estos clubes, me quedaría con el Inter, que en los últimos tiempos debe ser la única escuadra más malhadada que nosotros. Además nos daríamos el gusto de ganar a Figo y de ver en directo a Adriano, para acabar de convencernos sobre su fichaje. Un cruce contra el Milan también sería divertido, en plan perdidos al río.

- Que se va Casillas. Molaría encerrarse con Floren e inyectarle el suero de la verdad, para saber qué le pasa por la cabeza. ¿No tiene miedo de que suban al palco y se lo coman? Aunque hay que decir que no ha ofrecido poco dinero al chaval: 6 millones y medio brutos al año. Pa un portero ya está bien. Dicen que el Barça acecha... ¿No le importará a Iker convertirse en un sucio traidor? Sigan atentos.

- Valdano: "El Madrid debe volver a expirar fútbol". Sí, en eso estamos precisamente, Jorgito, en expirar.

jueves, 24 de noviembre de 2005

Primicia



Luxa y Beckham han sido elegidos por el Instituto Cervantes para dar una serie de conferencias por el mundo con el objetivo de difundir el idioma español. También han encontrado un momentillo para comentarnos el partido.

Luxa: "O equipa ten que mellorar, ten que traballar. Yo nu he tenido la equipa completa ni duas partidas seguidas, pero estou ben, estou forte."

Beckham: "El Madrid... no impresionante... El Barça muy... impresionante... Mejor primer parte... Si el equipo trabajo... entonces título".

Vamos daos.

miércoles, 23 de noviembre de 2005

Cosas más raras se han visto



Hola, aquí el Socio. Por suerte ya me encuentro muy restablecido, y puedo reanudar mi actividad en la bitácora, para solaz (o desmayo) de las hordas lectoras. Quiero agradecer sinceramente todos los apoyos recibidos por los visitantes de la página. Se demuestra que en verdad los aficionados blancos tienen un corazón de oro. Y un agradecimiento especial al bueno de Hughes, que me ha suplido de forma brillantísima. No obstante, como hemos podido comprobar que es un galáctico del teclado, en buen espíritu florentiniano le he pedido que siga escribiendo habitualmente, oferta que espero acepte.

Sobre la actualidad de nuestra épica escuadra, hoy jugamos contra los franceses esos, con un cierto pesismismo flotando en el ambiente. Y no digo yo que no haya motivos, pero... podemos ganar la Champions, amigos. Sí, parece un brindis al sol, pero es cierto no obstante. Otras veces la hemos ganado recuperándonos de una temporada bastante infame (en la 7ª y la 8ª), y también han llegado a la final equipuchos de medio pelo (Mónaco, Barça). Sí, compañeros, es posible. Y no os preocupéis por tener que seguir sufriendo a Luxemburgo si triunfamos, pues somos el único club que ha echado al entrenador tras ganar una Champions (Heynckes), con dos cojones. A la espera de la llegada salvadora de Capello, podemos seguir aferrándonos a esta loca esperanza en la presente temporada, quizá aderezándola con ciertas cantidades de alcohol. Esperemos.

martes, 22 de noviembre de 2005

Benítez II



Lo que ha hecho Florentino está muy bien. Nada es enteramente bueno o enteramente malo y si deportivamente la cosa está mal en otros ámbitos su legado es ya historia de oro del club. Deja un estadio ampliado y modernizado al que se le puede sacar un rendimiento antes del necesario cambio a un CocaCola Arena. Deja un proyecto de ciudad deportiva que va a ser señero en Europa; un club organizado, serio, profesional. Deja canales de comunicación con su afición, una imagen reforzada y limpia, una marca en todo el mundo. Y, sobre todo, queda una manera elegante y respetuosa de proceder. Ni la chulería algo barriobajera de Sanz, ni la chulería de alto standing de Mendoza. Floren cae mal a los antimadridistas, pero porque ha salvado al club. De él no ha salido una mala palabra, ni un mal gesto. En eso, más que en otra cosa, se encuentra su vuelta a los origenes. De ese señorial comportamiento tuvimos un ejemplo el sábado.

En mi opinión, Floren se equivocó lanzándole un temerario reto al fútbol. Cuando ganó la última liga decidió prescindir de Hierro y Del Bosque y poco después dejó marchar a Makelele. En esas decisiones se suele datar el origen del desastre cuando en mi opinión el problema estuvo en lo que sustituyó a ese proyecto. Un entrenador de “perfil bajo” y la radicalización sin red de los Zidanes y los Pavones. Recordemos que ese equipo de Queiroz –zzzzz…-eran once más Solari y cinco muchachos no precisamente brillantes (Pavón, Raúl Bravo, Rubén, Borja y el sin par Portillo). Ese equipo resistió hasta el 11M, después una final de copa que nunca debió haberse celebrado y de ahí en adelante cuesta abajo y sin frenos hacia la gran leche.

A partir de ese momento, Florentino fue abandonando sus dogmas, sus estrambóticas ideas que al principio nos parecieron geniales y luego han resultado surrealistas. Empezó a fichar defensas, a jugadores de clase media y este año ha optado por volver a fichar jugadores jóvenes, estrellas en ciernes. Es decir, el fútbol, con sus viejos axiomas y sus esquemas ya centenarios, pudo más que sus intuiciones. El fútbol está inventado; fútbol es fútbol, quien perdona lo paga, las ligas la ganan las plantillas, once jugadores no hacen un equipo y toda la larga cadena de tópicos que aburren pero que son verdad. Se da el agravante de que esta plantilla vieja y cascada ha tenido que soportar el calendario más exigente de la historia del fútbol sin refresco alguno. Raúl y Zidane han jugado a ritmo de NBA durante años. Nadie puede exigir regularidad a la genialidad. Florentino les ha sacado hasta la última gota de sudor y no es justo que les critiquemos ahora. Hemos exprimido el limón de Zidane y no creo que a este hombre le queden ganas de volver a jugar al fútbol.

¿Qué queda entonces? Pues en mi opinión queda darle la razón al fútbol de forma definitiva. Volver plenamente a la ortodoxia. Una de los eslóganes célebres de Floren –esos que repite con frecuencia de líder de secta religiosa-ha sido el de volver a la normalidad. “Trabajemos desde la normalidad”, nos dice con su voz aflautada y nasal. Eso es, precisamente, lo que no ha hecho. Ha optado siempre por entrenadores sin prestigio y sin fuerza suficientes para llevar el club. En el fútbol se inventó, hace ya muchas décadas, la figura del entrenador. El mal necesario, dicen algunos. Es un señor que se viste de traje y suele utilizar un lenguaje forzosamente técnico –toda profesión tiene su jerga para blindarse, ellos no van a ser menos-, un individuo itinerante y anodino que suele ver tarde o nunca lo que toda su afición ve en un instante. Un tipo caprichoso que gusta de ofrecer soluciones complicadas a problemas simples y que suele llevar bajo el brazo un compendio de geometría y frases sacadas de un manual de psicología que se denomina “su sistema”, artefacto técnico-ideológico por el que es capaz de vender a sus hijos . Los entrenadores, pese a todo, parecen ser vitales en los equipos y hay grandes misters para grandes clubes. Sucede a veces, por inexplicable que resulte, que algunos grandes se peguen por un mismo entrenador. En el fútbol hay porterías, banderines de córner que solo sirven para que Eto’o vaya allí a hacer el gilipollas, masajistas que llevan un milagroso linimento, directivos bocazas que se dedican a la contrucción y fuman puros contaminantes , árbitros amanerados que sacan tarjetas como puñales, futbolistas toscos que se llaman defensas, futbolistas hábiles o medios, acróbatas locoides que responden al nombre de porteros y egoístas patológicos que nunca bajan y están para empujarla y ligarse a la más golfa. Y hay entrenadores. Así que Floren debería dejar de descubrir mediterráneos y darle la responsabilidad a un entrenador-manager que tome las decisiones. Toda la vida se ha dicho eso de “Fulano no es entrenador para el Madrid”. Pues eso, uno que esté a la altura de este glorioso club al que amamos con loca pasión de gavilanes. Ayer hablamos de Benítez. Puede ser él o puede ser Capello. En otras circunstancias podría intentarse una solución más arriesgada y “belcalcistica”, pero estamos desesperados y me temo que sólo ellos dos garantizan un 100% de aciertos. Apuesta segura, competitividad garantizada. Tres años sin ganar títulos en el Madrid son una eternidad.

lunes, 21 de noviembre de 2005

Benítez



Cuando suceden cosas como las del sábado uno hace propósito de enmienda. Decide dejar el fútbol y dedicar ese valioso tiempo a aprender un idioma, a hacer senderismo a aprender a cocinar... La sacudida es fuerte y se parece a una resaca de veterano: bache depresivo, cuestionamiento general de tu vida y promesas de cambio –año nuevo a mitad de temporada-. Pero el fútbol, como la peor de las drogas recreativas, comienza a despertarse en el interior de nuestras venas y en los rincones más encallecidos de nuestro cerebro. Ya somos mayores para asumir que el club está tatuado en la corteza cerebral con una navaja albaceteña y forma parte de nuestro sistema nervioso. El fútbol es nuestro reloj biológico.

Si nos hacen una resonancia nos sacan el escudo del club y una cosa con forma de copa de Europa. Y ya no se puede cambiar, hay que asumirlo y pedir a Floren que esto cambie.

Personalmente –no sé qué opina el socio- me permito una propuesta –este blog es, probablemente, el lugar más lúcido del madridismo, nos sobra autoridad moral para hacerlo, aunque no seamos muchos-. La propuesta, que sé que no gusta a todos, se llama Rafael Benítez. Arreglaría algunos problemas del equipo de un plumazo; a saber: confeccionaría una plantilla, introduciría las rotaciones, haría competitivo al equipo, contaría con la cantera, generaría automatismos tácticos y él solito haría de portavoz, escudo, manager y entrenador. ¿Qué no juega bien? Cualquier cosa es mejor que lo que ha venido haciendo el Madrid últimamente. Es español y madrileño. Le entendemos.

El club en sus manos y Floren con los números. Otras salidas nos llevarían a un similar desastre.

En los últimos partidos del Madrid he disfrutado viendo el centro de campo conformado con Ramos, Diogo y Mejía. No sabía por qué, puede que yo solo sea un degenerado más, pero es emocionante cuando tus jugadores son jóvenes, fuertes y dinámicos. Ya no recordaba al Madrid ganando balones divididos.

¿Qué tal si por una vez nos convertimos en un equipo de fútbol? No he visto nunca al Madrid defender en medio campo, ni presionar. Eso también tiene que ser bonito. No lo he visto nunca, de verdad. A la Quinta le siguió el bodrio de Floro, y al bodrio de Floro Valdano, y a Valdano Capello –meses que sirvieron para cambiarlo todo-, la quinta de los Ferraris y, voilà, Florentino. En total, dos meses de Floro, cuatro con Valdano y siete con Capello. Esa es toda la disciplina táctica que ha disfrutado un madridista de mi generación.

Y para terminar, he de subrayar las declaraciones de Gravesen, el naturópata. El danés consideró injusta la derrota del sábado y aseguró que ganaríamos la liga-a los naturópatas les gustarán mucho las hierbas, digo yo-. Añadió, además, que esperaba volver pronto a los terrenos de juego. Hay que recordar que Thomas se lesionó levemente y que los cinco días de baja del diagnóstico inicial llevan camino de superar las tres semanas. Gravesen, que no se caracteriza por un fútbol cerebral –más bien craneal- asegura que las lesiones se curan mentalmente. Tenemos un mediocentro en la línea Uri Geller. Schuster y Redondo utilizaban la cabeza para trazar hermosas geometrías, Gravesen cree en el poder mental. No es exactamente lo mismo hacer una ecuación que doblar una cuchara. En este equipo los que no son insumisos en el gimnasio lo son en el centro médico. Qué panda.

domingo, 20 de noviembre de 2005

La caipirinha



Bueno, pues pasó por el Bernabéu el "ejército desarmado de Cataluña" y le tenemos que agradecer la visita. Diez minutos han sido suficientes para cerrar la temporada y cancelar de forma definitiva el proyecto Luxe, aberración futbolística que tardaremos en olvidar. Media canarinha, cuerpo técnico brasileño y arena de Copacabana en Valdebebas. Un micro clima y un sambódromo para Luxe, pero ni orden ni progreso, ni siquiera un remedo. No somos la canarinha, sino la caipirinha. Lisergia en la pizarra, vergüenza torera, incomunicación y mucha sensación de nerviosismo. Un desconcierto y un mensaje críptico. La necesidad de traducir el español. Eso es lo que deja el varias veces ganador del Brasileirao. Luxe no hace alineaciones, hace alienaciones.

Pocas veces un Madrid tan pobre. No sé si el abandono del centro del campo ha sido premeditado o pura impotencia. Y es que no sería justo descargar la culpa enteramente en Luxe. Nuestros creadores de juego son un desastre: Zidane es un ectoplasma que vaga por el campo al ritmo de chanson francesa; García tiene un fútbol corto y administrativo; Raúl nació delantero y cuando juega en el medio es muy directo -los delanteros tienen otro ritmo y otra vocación, no tienen esa manera de madurar la jugada, la pausa, la contemplación. No urden la jugada porque sólo ven porteria. Poner delanteros en un equipo lleva el partido al arrebato, al trompeteo de séptimo de caballería, a la epica de los minutos finales-. Capítulo especial para Beckham. Ni las giras, ni los spots, ni un actor calentando junto a Guti, ni el glamour barato de las ruedas de prensa, el gran tributo que el equipo esta pagando al departamento de marketing es Becks -yo mismo, ahora, me sorprendo a mi mismo llamándole Becks, como un cretino inglés-. Su presencia en el once, como viene impuesta, es soportable sólo si se limita a esperar en la cal y a meter roscas. Debe sonreir, debe peinarse y debe cambiar su aspecto cada dos meses. Nada más. No tiene ni la orientación ni el tempo de un mediocentro, no tiene ese tercer ojo de Redondo, ni la visión cenital -cenital, la genital la tienen todos- de Guardiola. Tampoco tiene regate. En realidad no tiene nada. Algún sociólogo explicará algún día el secreto de este personaje. Pandemia de estupidez y bobaliconería.

Balones altos para Robinho y las bandas para Roberto Carlos y Michel Salgado. Muy coherente todo. Roberto está mayor, como Zidane -los noventa pasaron. Somos un equipo remenber, atrapado en los encantos de un decada pasada. Melancólico y triste como las cogorzas de la gente que sale a escuchar a Ultravox y Spandau Ballet. Cada jugada es una demostración del paso del tiempo, un ¿te acuerdas?, un lamentar las canas, la juventud perdida- y Michel no es un futbolista, es un operario. Cicinho ya.

Me quedo con Robinho. Volvió a salir acelerado, tenso, con la cara del que va a pasar un examen, pero deja detalles. Este chico tiene futuro y sabemos que cada jugada puede ser un milagro. El fútbol necesita esa esperanza porque es muy triste cuando se reduce a jugadores que no deparan sorpresas. Robinho es un nuevo Butragueño, un angelito negro que no debe salir del área. Puede caer a banda, puede bajar a buscar el balón, pero sólo como un recurso. Su regate es petroleo cerca de la portería y un sifón de soda en mediocampo.

Y me quedo con la afición del Madrid. A Eto'o se le ha silbado un minuto. Hace falta mucho odio para estar silbando durante noventa. Nosotros somos ese señor feo con bigote que ha empezado a aplaudir el tercer gol del Barça. El Marca no nos va a cambiar a estas alturas.

En fin, ya sabemos que con Luxe tampoco. Hoy tenía que retratarse y en la tele yo sólo he visto a un señor aterido haciendo muecas. Y menos mal que Ronaldo estaba motivado y en forma. Qué desperdicio de gimnasios hay en Valdebebas...

Y sí, vuelve el deam team. No sólo se quedan con el monopolio de la energía, también con el del fútbol. Me va a costar ponerme del lado del Chelsea o del Milan.

- Madrid: 0
- Barsa: 3 (Eto´o y Ronaldinho (2))

jueves, 17 de noviembre de 2005

Cataluña blanca

Versos lamentables, lo sé, pero bien intencionados. Hala Madrid y viva la Federación de Peñas Madridistas de Cataluña, musa forofa e irreductible. Va por ellos.


De Tarrasa, Tarragona o Cornellá

en vida comunera de peñista

o en triste soledad de reservista

eres salvaguarda de la identidad

merengue, popular y españolista.


Arrabalero, extrarradial y alegre;

frente al "normalitzat", un insurgente;

hereje si te mira un convergente.

Eres civil y heroico resistente

a las mentiras del Sport demente.

Si ellos la font, tú inventas las Cibeles.


A las helvéticas franjas del culé

o a las camisas negras de errecé

opón el blanco noble de tu fe,

tu militancia firme de carné.


De toda la misión florentiniana,

madridista en tierra catalana,

tú eres la flor más alta y la más rara.

En tierra hostil sigues amando a España.


En tu altar con mimo has repartido

a Amancio, Zamora y Florentino,

Stielike, Raúl, Gento y Gordillo...

Bajo una foto en sepia de Juanito.


Ante el voraz empuje exclusivista

del radical mensaje laportista

afirmarás negando al extremista:

"soc catalá i, a més, soc madridista"

miércoles, 16 de noviembre de 2005

Samuel el plasta



El Marca abría hoy con una gran foto de Eto'o en gesto suplicante. ¿Le perdonará el Bernabéu? El club ya acepto públicamente y de forma oficial sus disculpas y el Bernabéu no es una masa unánime. Para un madridista de más de veinticinco años -la mayoría de edad del que vivió los robos de Tenerife, por ejemplo- Eto'o es un tema que provoca una enorme pereza. A mí, personalmente, me aburre soberanamente. Habrá exaltados que se desgañiten, pero no creo que el madridista decida, por un día, salirse de su papel de aburrido ciudadano, de su modorra.

A Eto'o le gusta jugar a victima de raza, hace chistes continuos sobre su negra condición, pero ya fue capaz de acusar al Chelsea -con más negros que Zambia- de racismo. Eto'o es Malcolm E y también el nuevo niño mimado de la prensa deportiva. Su incontinencia es el nuevo chollo y como está como unas maracas igual te pide perdón que te llama cabrón. Ronaldo cría la fama y Eto'o carda la lana. Su vida privada, turbulenta como la de Kluivert, no merece las portadas que llevaron a Raúl a pedir públicamente perdón en su momento. Y está bien que así sea. Para todos. Y decía lo de Malcolm E porque al mínimo abucheo, aullido o gilipollez seudo racista el muchacho montará el pollo con la ayuda de la prensa tripartita y de los bienpensantes de toda la vida. Mucho ojito con aullar que nos empapelan. Están afilando los lapiceros esperando el primer u-u-ú.

El tema de Eto'o me aburre. Por mucho que lo intento no consigo odiarle. Me pongo su foto delante de la mesa, me siento durante horas observando sus morritos y no consigo ver en él nada más que un buen futbolista que nunca podrá ser ingeniero. No tiene la consistencia neuronal, ni la relevancia para ser el malo oficial del Bernabéu. Es más simple que malicioso, sin el resabio rencoroso de Luis Enrique. Su grito al madridismo se pareció al despecho del recién casado que, borracho, sentimental y gimoteante se acuerda tanto de la ex como para llamarla cuando ya todo el mundo está bailando pasodobles: "jódete...snif, Pepita, porque...snif... soy feliz con otra", mientras se sorbe los mocos.

Eto'o es, salvando todas las distancias -siderales- un Juanito camerunés. Tarambana, bocas, explosivo, genialoide y, en el fondo, buenazo. De Juanito dijo Núñez que las dejaba preñadas por las esquinas; no es previsible que Floren salga diciendo algo así de Samu. Aunque motivos tiene.

Hay que huir de toda la metafísica del derbi y no dejar arrastrarse por esa atmósfera cainita, obsesiva y psicótica que forman los tarugos goebbelsianos de la prensa culé. El Barça es un gran club, menos grande y menos víctima de lo que ellos se han terminado por creer, pero lo único que puede hacernos sombra, en casposa alianza con Arminio, en esta liga. Nos ayuda a mejorar y nos debe servir para comprobar cómo responde Luxe y cómo combatimos a un rival que acostumbra a tener la posesión en proporciones abusivas. Pero nada más. No somos el yin y el yan, las dos Españas, pares y nones, zipi y zape, simon y garfunkel, Ortega y Gasset, la playa o la montaña, en tu casa o en la mía, lo blanco o lo oscuro del tarro de nocilla. No estamos frente a frente, estamos por encima de ellos y por eso el derbi nos rebaja. Ellos tiran de nosotros hacia abajo; el derbi es su guerra. Cuando alguien del que pasamos nos busca las vueltas le solemos responder eso de "cómprate un mono y vacilas con él". Mira, salvo lo del mono, que puede molestar al susceptible Eto'o, es la frase que resume mi actitud hacia el clásico.

Por cierto, hoy cumbre hispano-china en Madrid. Cientos de empresarios españoles intentando introducirse en el gigante chino de la mano de Papá Estado, mientras Floren lleva años soñando un Leal Madlid. Porque Floren no sólo quiere su dinero, Floren quiere un rincón en sus corazones. Hoy en el AS dice un Carlin shakespeareano que para el Madrid o el Barça es el marketing o nada. Floren, ese visionario, ese pionero. Evangelicemos.

martes, 15 de noviembre de 2005

Glen Johnson Belausteguigoitia

Hace unos días, una web italiana avisaba del posible interés de Javier Clemente por Glen Johnson, jugador del Chelsea. Para un lector italiano no avisado la noticia es perfectamente ignorable, pero para alguien que conozca los criterios étnicos del Athletic es difícil no volver la mirada sobre un texto así , ¿tendrá Glen Yonson un abuelo de Amorebieta? ¿Será como Deschamps, un vasco ancestral? Poco probable. Glen Johnson es así:



En alguna película se ha fantaseado con un Lehendakari negro, pero esto ya es demasiado. Se puede defender el euskopedigrí de un navarro, más difícil resulta en al caso con un riojano como Ezquerro o con un extremeño como Valverde -aunque a éste se le haya puesto cara de llamarse Txomin Muguruza y tocar el txistu eléctrico en Negu Gorriak-, pero esto no se arregla dejándose un mechón contracultural.

Así que, o el genetista de Lezama le ha hecho un análisis a fondo y ha encontrado euskogenes o esto es una bacalada que ni el AS en pleno agosto. En diciembre, cuando salga la convocatoria para el partido de la selección vasca, saldremos de dudas.

lunes, 14 de noviembre de 2005

Hablando de básket



Fenomenal domingo para los madridistas. Gran victoria del filial, con descollante actuación de Juradín y con dos goles del borbónico Soldado. Ya le están cogiendo el aire a la competición y ayer fueron capaces de vapulear a uno de los favoritos para el ascenso, el Elche. Vayan a Valdebebas, merece la pena.

Y éxito de los gladiadores de Boza. Triunfo sobre Estudiantes, institución baloncestística subvencionada y amiga de lo público. Hay que felicitarse por el fichaje de Tomas, pedazo de jugador que acabará en la NBA. Tenemos un equipo joven, con clase y capaz de evolucionar. Y, pese a quien pese, en unos meses estará con nosoros ese alopécico entrañable que es Jiménez. Y digo lo de que "pese a quien pese" porque este fichaje está trastornando a más de uno.

Me permito un recorte de prensa extraido del AS, diario madridista sólo en la portada. A prueba de cala, así vive el baloncesto Juan Mora:

"Bueno, españoles tiene pocos. Que le valga, Reyes, ex del Estudiantes por cierto. Los demás jugadores los ha ido fichando Malkjovic allá donde se encontraran, porque en el Madrid, gracias al fútbol, siempre hay dinero. Hasta para tentar a Jiménez, pero eso sí, sin pagar la cláusula al Estudiantes aunque, la verdad, ha conseguido confundir tanto al jugador que su valor cae día a día y ya cabe dudar de si tendría sitio en el Madrid. Jiménez está triste y el equipo deambula por esta liga con mandíbula de cristal. Cuando se ve en apuros echa mano de Sergio Rodríguez y Carlos Suárez -19 años ambos- y el equipo paga cara su ingenuidad. Entonces el rival, ayer el Madrid, se crece y parece bueno y todo. Contra este Estudiantes ya podrá".

"El Madrid ha abandonado a Carlos Jiménez a su suerte."

"Es una realidad que el caso Jiménez está desestabilizando al Estudiantes. Toda la plantilla se encuentra afectada por la actitud de quien fue uno de sus líderes y ahora muestra una actitud tan poco profesional. Se trata de una situación provocada por el Madrid, no con tal fin, pero cuya consecuencia es la apuntada. El Madrid no ha llevado bien el asunto. Quiere al jugador, pero no a su precio, le manda a la guerra contra su club al ver que no hay acuerdo, y cuando así tampoco llega el arreglo, lo abandona pues sigue sin querer pagar, quizá a la espera de que la situación se haga insostenible. Esta siendo una lucha desigual. El todopoderoso Madrid contra un club que, por muchas subvenciones que reciba, vive de la cantera. Demasiada prepotencia".

Así se opina de baloncesto en AS. Me he permitido estos recortes porque evidencian algunos de los tics del antimadridismo. Estudiantes es la integridad del baloncesto, el sentimiento, mientras que el Madrid es dinero, la frialdad del vil metal y el puro interés. Se utiliza el término favorito de los anti: la prepotencia; y luego aparece ese mecanismo mental que ya se vió el día del Atleti: "hombre, es que si juegas contra el el Madrid con uno menos no hay manera. Nos han fastidiado el derbi. Con la ilusión que tenía la afición...". Es decir, que el Madrid debe pedir perdón por ser superior y no poder satisfacer el deseo de la afición rival. El Madrid, para no molestar, debería jugar con handicap y el handicap se iría regulando en función del rival. Otro clásico de los anti es el tratamiento de los fichajes: cuando el Madrid ficha lo hace seduciendo, engatusando, con malas artes. Parece que Jiménez (o Zidane, o Ramos, o Ronaldo) sean adolescentes y el Real Madrid los enloquezca hasta hacerles perder el juicio. "Es que ellos no querían, es el Madrid que es un zorrón". No hombre, no es así, Jiménez ha seguido el camino que siguieron todos sus compañeros –incluido Orenga-, irse de un club que no cumple con sus compromisos. Y ha decidido irse al Madrid, en una decisión adulta, libre y, sobre todo, acertada. Y eso es lo que jode y el quid del asunto, porque aquí el camino inverso (Loncar, Iturbe...) no molesta, pero cuando es al revés ya entran en juego criterios morales. Venga, hombre, a otro con esa mercancía.

Divertidísima la alusión al carácter futbolístico del club. Sí, indiscutible. El Madrid es el mejor club de fútbol del mundo y sostiene, sin ayudas públicas, al mejor equipo del baloncesto FIBA. No hay nada malo en ello y me gustaría que reprodujesen ese argumento cada vez que el Barcelona gana la Copa del Tribulete de balonmano.

Es curioso todo esto porque ayer Orenga, en rueda de prensa, achacó la derrota -¡greatest hits estudiantiles!- al árbitro, pero Jiménez, al ser preguntado sobre la cuestión, negó tal argumento y prefirió no buscar excusas, "ya somos mayorcitos para esas cosas", afirmó. Y es que estando mentalmente fuera de Estudiantes, ha decidido abandonar también el clásico argumentario antideportivo y odioso de los pijos de la palestina. Yo creo que eso es lo que más les jode.

Muy recomendable también el articulo de Carazo en el soport -a veces, los lapsus calami nos llevan a verdaderos hallazgos-. Carazo, que tiene la misma cara que Leopoldo María Panero después del psiquiátrico de Mondragón, pide, en un alarde de mesura y altura de miras, que el Barcelona no sólo gane, sino que además se ensañe con nosotros en el Bernabéu.

Y Eto'o, Malcolm E, sigue hablando del encuentro del sábado. Hoy tiene entrevistas en radio Alpedrete, radio Cercedilla, la gaceta de Palafrugell y tele Villarrobledo. Se ha quedado sin mundial, le sobra el tiempo.

domingo, 13 de noviembre de 2005

Vente a Alemania, Pepe



Luis Garcia
He drinks Sangria
He comes from Barca
To bring us glory

He's five foot seven
He's football heaven
So please don't take our Luis away


Así jalean a Luis García en Inglaterra, pero a nosotros no nos pueden sacar del ¡Eppaña, Eppaña! porque somos minimalistas y repetitivos de puro modernos. Faemino y Cansado intentaron la revolución, pero sólo les salía ¡Eppañá, Eppañá! El español, cuando se pone a animar, llega a Manolo el del Bombo –al fin y al cabo, otra forma de ebriedad- o se queda en el alabim, alabam, alabimbombán o en el no menos lamentable aunque más voluntarioso “Este partido lo vamos a ganar”. Si tuviésemos talento para animar le podríamos haber entonado la canción del emigrante porque García se fue con el hatillo y ha sabido labrarse un capital como otros en las mismas tierras supieron montar su restaurante. Luis Garcia nos ha metido en el Mundial y de paso ha resuelto algunos enigmas; su partido -la más brillante demostración individual con la roja desde el Buitre- le regala la titularidad y con ella cierra el secular debate del sistema. Un 4-4-2 mondo y lirondo y que inventen ellos, que dijo ese extremo diestro del Athletic. Lo sentimos por Joaquín que debió dedicarse al flamenco, sector del show business, donde la gracia, la inconstancia y el derroche no están tan mal vistos.

Para un madridista sigue siendo posible hacer suyos, por un día, a los ídolos ajenos. Disfrutar con la elegancia de Pablo, con la manera de rumiar la jugada del gran Xavi -qué lastima que no pueda reprimir una mueca de asco cuando suena la marcha granadera-, con la potencia desbocada del niñato, con la seriedad de Albelda y, sobre todo, con el acrobático despliegue de Puyol, ese pedazo de tío al que yo, muy gustoso, sería capaz de aplaudir en Chamartín.

El Calderón y la selección hoy sí tenían alguna cosa inglesa, la variedad de banderas provenientes de todos los rincones de la España constitucional. Aficionados y peñas de mil lugares han dejado su rúbrica en las gradas -por una vez nuestras- del metropolitano. Es nuestra manera de decir que "tú no andarás sola, rojigualda".

Muy bonito todo, pero tengamos presente que no somos nadie y que el rival era una madre amantísima. No nos creamos que somos favoritos a nada. Rechacemos toda portada grandilocuente y soñadora. Somos buenos en hockey, en fútbol sólo ganamos si vamos de blanco. Vayamos a Alemania a ver gachises y a disfrutar de la segunda mejor Brasil de la historia.

Por cierto, ¿quién era ese señor alto y algo ausente que estaba al lado de Sánchez Arminio en la zona noble del estadio?

viernes, 11 de noviembre de 2005

Uno más entre nosotros



Ronaldo ya es español. Hispanobrasileiro, matizan los chicos de la prensa. Ronie, a estas alturas, es de donde le sale del pijo. Floren diría que es patrimonio de la humanidad. De hecho, el día de su presentación alabó en él “esa universalidad que se contagia con sólo mirarle”. Ser universal es mucho, pero tener cara de universal debe de ser maravilloso, e irradiarla un don. Leí una vez que Ronie era amado en todo el mundo porque sus rasgos eran una mezcla de razas: ojos asiáticos, rasgos negroides, dientes de piraña biónica, un no sé qué mongoloide... Tiene sonrisa infantil, pero también pícara. Es un futbolista para todos los públicos. Un ídolo de los niños con cara de salido al que te puedes imaginar beneficiándose a una top model –probad a hacerlo con Ronaldinho: sale un tio con cara de calcamonia haciéndole a una chati el gesto del surfista. Ronaldinho es insoportablemente infantil-. Ronie es icónico y global como una botella de Coca Cola y su innecesaria españolidad alegra sobre todo a Luxa porque servirá para que podamos fichar otro brasileño. Más madera. Mais madeira.

Ha coincidido esta feliz nacionalización con una nueva objeción de la LFP a lo de Messi. La paletocracia del fútbol español y el tardofranquismo del cuñadísimo no son razones suficientes para unos clubes que se sienten traicionados. Y ya ha salido Eto’o (el Pi-Chichi), con la vieja y arbitraria autoridad que sólo tienen los ídolos culés, a sentenciar que Messi es español como Ronaldo y que debe ser dejado en paz. Ahora se supone que debemos decir “sí, bwana”. Veremos, en los próximos días, convertir un trato de favor en un nuevo martirio. Son únicos. Aunque no llegan al nivel del Ethnic Club. ¿Habéis oido a Heras decir que su cuerpo produce EPO? A Gurpegui le pillaron en un positivo colosal –ni todo un equipo femenino de la antigua RDA- y sólo se les ocurrió argüir que era endógeno. Es decir, que la producían sus huevos. Claro, hombre, y los mios destilan acido acetilsalicílico, no te jode. Y aún piden justicia, los euskachondos.

Y se van decantando las posturas de cara al clásico. Toma partido, nos dice la campaña de publicidad, mientras nos muestra una España de dos bandos. Y es mentira -el Barcelona no es la mitad de la afición de aquí, por eso el derbi es su gran promoción publicitaria-, y por eso los antimadridistas se van del lado del Barça, parábola balompédica de la Antiespaña. Así Josetxo Romero –cuyo nombre es, en sí mismo, todo un conflicto- se ha posicionado. “Voy con el Barcelona porque no me gusta el Madrid”, ha dicho el individuo. Profesionalmente le interesa el empate, y ni siquiera ha esgrimido una simpatía hacia el otro equipo. Todos tenemos antipatías, pero existen enormes presiones que nos impiden manifestarlas. Por eso mentimos o gastamos una inútil cortesia. En España, sin embargo, manifestar abierta hostilidad hacia cierto equipo de fútbol se ha convertido en algo chic.

Con este paisanaje sólo queda irse al otro lado del globo. Y allá va Floren, para quien el mundo es una enorme posibilidad de negocio, abriendo mercados como quien abre corazones (algún día tendremos un presidente chino). Tras el pelotazo de BenQ, el acuerdo con el gigante chino, y el lunes los muchachos retozando en Valdebebas. Nosotros, a lo nuestro.

La primera peña del Castilla



Se acaba de fundar la primera peña del Castilla. Hecho importantísimo, pues aúna tres de las cosas mas importantes del fútbol: las peñas, el madridismo y el Castilla.

El madridismo es una fe. Es, en términos teológicos, un carisma, al que se puede llegar, también, por la razón, el análisis y, sobre todo, por la comparación, pues siempre será mejor que cualquier alternativa. Pero bueno, sobre el madridismo nos estamos ocupando habitualmente.

El Castilla es el exponente de la cantera más importante de España. La que nutre en mayor número a los equipos de primera división y la que quizá presente en mayor medida los defectos y virtudes de lo que conocemos como “jugador español”. Produce la fábrica jugadores equilibrados, pero faltos del atrevimiento y de la espontaneidad del callejeo, del potrero, que dirían los argentinos. Uno tiene la impresión de que son como productos de laboratorio. Se aseguran de que los jugadores cumplan determinados parámetros, que alcanzen una sobrada medianía en todo. El más claro ejemplo, en mi opinión, es Víctor, actualmente en el Depor. Lo hace todo bien, correctamente. En todas las facetas del juego puede pasar por jugador de primera división, pero en ninguna sobresale. Es –y esto es el mayor punto en común de nuestros canteranos- un tipo muy razonable. Le oyes hablar y se parece a esos niños aviejados que no han tenido juventud; esos mozalbetes que a los diez años hablan como subsecretarios. Víctor, Pavón, Núñez y compañía parecen aplicados estudiantes de derecho que, los sábados, se reunen a jugar al fútbol. El Madrid, la fábrica, el vivero de la ciudad deportiva es una escuela de prudencia. Un colegio de jesuitas que produce excelentes futbolistas para el Zaragoza. Tipos honestos, sobrios, que saben tocarla, que son disciplinados y que meten cinco goles por temporada.

Ha habido casos raros. La rebeldía de Guti, que desde chico fue un poco por libre; la obsesión goleadora, un poco autista y, desde luego, egoista de Portillo y –hay que ponerse de pie- el canibalismo de Raúl. Un tipo que no salió con el sello que les ponen a todos los canteranos. Hay que reconocer que llegó demasiado tarde –a los quince, creo- y que fue el Bernabéu, más que la Ciudad Deportiva, el que le hizo madridista.

Nuestra cantera ha dado otro tipo de futbolista que, para la propia cantera, se puede calificar de puñetero. La flor tardía. Caminero, Cañizares, García Calvo, Rivera, el mismo Eto’o... jugadores notables a los que les faltó ese hervor o esa pizca de decisión –o fortuna- en su momento y que se tuvieron que marchar para demostrar su valía. Son casos complicados porque se crian en el Madrid, aprenden lo mejor del club y luego acaban aplicándolo en clubes rivales. Cañizares y Benítez, dos madridistas, han hecho más por la grandeza del Valencia que toda Paterna; Eto’o y Luis Enrique son nuestros peores rivales. En realidad, nosotros somos los peores rivales de nosotros mismos. No hay peor enemigo que un ex-madridista.

Hay que evitar esa fuga de talento porque con ellos se va un pedazo de historia del club. Se va lo que de diferente tiene el Madrid y no queremos que clubes tan indeseables como los antes citados aprendan a tener parte de lo que nunca tuvieron.

En la actualidad, destacan algunos jugadores. El portero, Palencia, Arbeloa, Tébar, De la Red, Balboa, Jurado y Soldado. Creo que todos los mencionados servirían para completar las fichas 15 a 22 del Madrid.

Mi debilidad es Jurado. Un futbolista artista que hace un fútbol desmayado, torerísimo, con la elegancia dejada, displicente, de Martín Vázquez. Tiene el mismo modo de caminar con el balón. Jurado no corre, Jurado avanza con el esférico. Torres, por citar a un gran jugador, corre con la pelota. Va trotando y lleva el balón como quien lleva un problema. Tiene Jurado, eso sí, el problema del físico. Es regordete y pequeño, y en eso, ay, recuerda a Sandro o al mismo Rivera. Por eso, por no tener la potencia fácil de un Balboa, sus regates deben ser obras de arte. Necesita burlar para avanzar, necesita el ardid y la prestidigitación. Pero tiene pase, visión de juego y un sentido del tiempo, una tranquilidad muy necesaria en el primer equipo.

Floro dijo de Sandro que era un jugador de futbito. ¡Error! Sandro es un jugador de fútbol en la era del doping, en la que los campos de fútbol están llenos de jugadores de futbito, cuando no de meros atletas, los deportistas inútiles, los predeportistas, pues el atletismo es el fundamento de los demás deportes, la introducción.

En realidad, Pelé no jugaba así y quizá los Guti, Jurado, Rivera no seaan sino el intento español de dar un jugador específicamente de aquí. Por eso salen abortados: o gordos, o inestables, o inmaduros o como un cencerro. Una ganadería tarda tiempo en lograr la depuración racial, la joya; la historia de la ciudad deportiva está repleta de cadáveres y proyectos de genios hispanos del balón. Jurado está cerca y esperemos que teniendo la condición de artista y futbolista le acompañe el físico.

De la Red, sin embargo, tiene un físico cuajado, planta de futbolista. Tener planta de futbolista es lo que tenía Míchel, y no debe confundirse con tener un cuerpo atlético. Los hijos de Sanz, por ejemplo, eran altos y fuertes, pero no andaban como futbolistas. A éstos, como a los toreros, se les pide un paso distinto –en realidad, cada especialización determina nuestro caminar-.

De las peñas hablaremos otro día, en esta especie de peña cibernética que ha montado el socio. De la cantera, por fortuna, se puede seguir hablando siempre. Como esos viejos que se pasaban la jubilación en la ciudad deportiva, auspiciando a los jóvenes prodigios.

miércoles, 9 de noviembre de 2005

La zamarra



La selección se ha convertido en una excusa para hacer negocio. Yo no sé quien se llevará la pasta –aunque puedo imaginármelo-, pero es obvio que en torno a este equipo hay siempre asuntos comerciales. Cada reunión es un spot.

Esta vez se trataba de la camiseta que llenaremos de sangre, sudor y lágrimas en el mundial de Alemania. Son muy optimistas los de Adidas. La zamarra recupera los tradicionales colores de España: el luminoso azul de nuestro cielo, el rojo sangre de toro y los ribetes amarillos. Está para hacerle un pasodoble y empezar a españolear. Se agradece la retirada de banderas, sin embargo. Durante la temporada de clubes hay un exceso de banderías y la selección no es oficial, no es España, aunque lo represente -el Estatuto de la selección es una cosa complicada, entre pública, privada y metafísica-. Además, así evitamos conflictos identitarios en algunos de nuestros chicos –bajadas de medias, arremangamientos vergonzantes...-. En tiempos de Clememte nuestros colores se oscurecieron hasta llegar a una especie de azulgrana. Eso casaba con el general desapego de la afición y con un aire entre siniestro y bronco del equipo. Ahora es de esperar que la alegría del nuevo equipaje traiga algo de ilusión. Los porteros, se me olvidaba, irán de un riguroso blanco, algo que no nos puede disgustar.

Hablando de porteros. Casillas, según la prensa, es seriamente pretendido por el Manchester. Dicen que Glazer –que hasta el momento no se ha gastado un euro en futbolistas- quiere comenzar un proyecto con Iker. La cosa es difícil de creer y más parece un señuelo, otro más, de Carvajal, representante del cancerbero, para meterle un mordisco a las arcas del club. Acordémonos de Abramovich, en su día perdidamente enamorado de Salgado... en fin, espero que Floren sea razonable.

Los periodistas estajanovistas que siguen la concentración de la selección –entre los cuales Pipi Estrada, pichabrava oficial y galán corresponsal, sobresale por su manera de arrimarse- han advertido cambios de sistema. Por lo visto, Raúl, Reyes y Torres estarán acompañados por Alonso, Xavi y Albelda, Trivote y olvido de las bandas, lo que parece dar la razón al maltratado y ya definitivamente incomprensible Luxe. Ningún gran equipo ha sido nunca simétrico –los jugadores grandes rompen los esquemas y los adaptan a sí mismos- y lo mejor que tenemos hasta que llegue la “mezcla” -término que Luis utiliza para aludir al mestizaje racial de nuestro fútbol- es esa colección de alfeñiques con poco gol, ningún desborde y gran capacidad para mantener la posesión del balón sin intención aparente de chutar. Eso es lo que hay. Los excluídos, Vicente y Joaquín, achacan su desventura a motivos diversos. El primero a las maniobras de la prensa madrileña –que ha preferido colocar al madridista Xavi-, el segundo a su condición periférica de Bético. Joaquín debería preguntarse si no ha sido precisamente su condición de andaluz la que le ha llevado al lugar de privilegio que ocupó. Etxeberría era de una regularidad anodina y todo el mundo se puso del lado de la alegría del gaditano. El regate le sale una vez a las mil, pero por lo menos le sale, dirá su padre.

Oremos para que Aragonés la organice de aquí al partido. Una concentración sin conflictos diplomáticos con Inglaterra es aburrida, por mucho que JJ abra su información con música de epopeya. Los periodistas andan ensayando todas las combinaciones posibles de culés y merenges para sus reportajes y algunos, los de Marca, perseveran en su intento de hacer de Torres lo que no será nunca. Aunque él y Raúl se complementan bien. Nuestro siete tiene inteligencia, astucia y clarividencia, pero le falta velocidad; Torres corre que se las pela, pero no es precisamente sutil. Juntos son un magnífico delantero.

Para terminar, una cita; de Camacho, filósofo socrático y exjugador de fútbol: “Torres se parece a Van Basten en el cielo de la boca”.

Politiqueando



Pongamos nuestro humor a prueba.

Hace unos días la Presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre, recomendó a los jugadores del Getafe que le “metiesen caña” – o leña, que viene a ser lo mismo- al que era su próximo rival, el Barcelona. La señora Aguirre, además de declararse liberal, conservadora y de no oficiar la fe feústica del feminismo, se ha declarado siempre y sin ningun complejo madridista. Por eso, sus palabras tenían un retintín de rivalidad y encono que le daba picante al asunto. No es lo mejor que ha dicho esta señora, pero nadie, al menos nadie normal, podría entender en ello una ofensa.

Ayer, Juan Manuel Rodríguez dedicaba su artículo en Libertad Digital a Raijard –si trato de ser fiel a su apelido me equivocaré-, porque éste había sugerido a raiz de la “ignominiosa” conducta de la Aguirre que no se debía mezclar política y fútbol... Sí, sí, habéis leido bien: el entrenador del Barcelona aconseja deslindar política y balón.

Pues bien, como soy más morboso que Pajares en sus viejos films, me he pasado por el Sport buscando alpiste. A ver si alguno de sus Pulitzer trataban el asunto con la ponderación y el cuidado estilo que han convertido al “diari més llegit de Catalunya” en una portada de referencia en el mundo de la psiquiatría.

Cuatro artículos de opinión y los cuatro dedicados al Madrid. Bien, ¿cómo es el refrán? “Ladran, luego cabalgamos” –que nadie entienda que les estoy llamando perros; si yo tuviese que animalizar a estos individuos optaría por el animal redondo y rosa que come bellotas y que al morir no es enterrado ni incinerado, sino convertido en alimento exquisito con forma de guitarra-.

Un señor muy feo, apellidado Mascaró, escribe lo siguiente:

"Estos últimos días hemos podido comprobar como todavía existen políticos que hablan sin pensar. Cargos públicos que, lamentablemente, no miden el valor de sus palabras ni las consecuencias de sus declaraciones. Y no me estoy refiriendo sólo a los exabruptos que se pudieron escuchar en el Parlamento con motivo del debate sobre el nuevo Estatut de Catalunya ni a las voces fundamentalistas de alguna emisora ‘nacional y católica’.

Ya dije la semana pasada que el Barça jugaba sus dos próximos partidos de Liga en ‘territorio comanche’. Por desgracia, no me equivoqué. La primera prueba de intolerancia la encontramos en el campo del Getafe, con pancartas alusivas a Carod Rovira, a los catalanes y a la inquebrantable unidad de España. Pero casi fueron peor los insultos racistas contra Eto’o, sobre todo por reincidentes. Ni siquiera los avisos por megafonía ni las declaraciones de buenas intenciones del marcador electrónico evitaron que un grupo de descerebrados repitieran las mismas estupideces de la temporada anterior.

Pero la culpa no la tienen estos cuatro indocumentados sino los que les provocan, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Sus palabras del pasado viernes –“¡Al Barça, leña!”– fueron una clara incitación a la violencia, dentro y fuera del terreno de juego. Una actitud intolerable en una señora que había llegado a ocupar la presidencia del Senado. ¿Se imaginan ustedes si Pasqual Maragall hubiera hecho un llamamiento similar? En Madrid le habrían crucificado sin juicio previo.

Nosotros, sin embargo, como somos mucho más tolerantes, hemos esperado a que pasara el Getafe-Barça para decirle a doña Esperanza que ha metido la pata hasta el fondo. Que confundir el nuevo Estatut –que ella y tantos de su partido odian– con un partido de fútbol es demostrar que no entiende nada de nada. Para decir según qué cosas, mejor que se esté calladita."

¿Qué? ¿Tremendo, verdad? En COU nos enseñaron a hacer comentarios de textos. Mi profesor era un absentista profesional, así que poco puedo hacer, Además, este texto, aunque escrito en castellano, en realidad está pensado en otro idioma que tampoco es el catalá, sino el idioma marciano que rige el pensamiento de esta gente. Con todo, se impone alguna matización (matización que se quedará en nuestro amado blog, porque me imagino que escribir una carta al director del sport será como escribírsela a Angelina Jolie. Perfectamente inútil):

- Hay que condenar los gritos racistas en los campos de fútbol. Lo que sufre Roberto Carlos desde hace una década en el Nou Camp no es racismo, no debe confundirse, es lo que los expertos denominan una “manifestación psicosocial y coral de discrepancia pigmento-futbolística originada por un conflicto dialéctico irresuelto en la organización territorial de un estado interiorizado por la psique posmoderna en su manifestación atávico-simbólica en ambiente lúdico”.

- La gente normal no odia. Y si se decide a odiar, con lo que eso cansa, odiará, en todo caso, a personas. Los textos legales –y mucho más los proyectos-, incluso cuando son desastrosos, no son objeto de odio. Se discrepa, se rebate o se limpia uno el culo con ellos, pero los que vivimos en territorios comanches no tenemos –todavía no, todo se andará- tal trastorno. ¡Qué confusión de emotividad y de ámbitos!

- No te confundas, Mascaró. En Madrid hay garantías judiciales y las crucifixiones van precedidas de juicio justo Lo que no exige juicio es la lapidación.

- La señora Aguirre, durante su periodo en el Senado, fue pionera en la introducción del uso del catalán. Anticatalana.

- Acierta en dos cosas el prosista. La primera es en eso de que “ellos son más tolerantes”. Es verdad, en tolerar mentecateces, pactos con ETA y golfadas varias no les gana nadie. Lo de la “inquebrantable unidad deEspaña” también es cierto, aunque creo que la Constitución –texto que Mascaró no habrá leído pero que seguro odia- dice “indisoluble”. En realidad, Mascaró se vuelve a equivocar, porque sí es quebrantable. Sí se puede romper con violencia y violación de ley.

El próximo día, como recomienda Raijard, hablamos sólo de fútbol.

lunes, 7 de noviembre de 2005

Los 300 goles de Raúl



En tiempos de estrés y disfunciones eréctiles nada nos mantiene tan ligados al placer como los goles. Lo sabe Pelé, que durante la juventud se dedicó a repartir la alegría del gol y ahora, en el arrabal de senectud, sigue marcándole goles a la impotencia. El gol es el gran liberador de endorfinas. Y se trata de un placer enajenante. Un estallido que nos lleva a abrazarnos con lo primero que encontramos. Es un placer primario, que nos acerca al mono que fuimos, porque más de uno de nosotros se ha subido a una mesa, ha trepado, o ha liberado la mandíbula cual primate en pleno júbilo. Es el gol, también, un placer socializado que jamás se podria vivir en una cabina, clandestino como la paja del adolescente. Vivir un gol solo es una tristeza. Gritas, te levantas e, invariablemente, te acercas a la ventana a comunicar tu dicha al mundo, con la nariz chafada contra el vidrio, como un mimo desesperante. O mandas un sms a quien sea que pueda estar interesado en conocer tu felicidad. El gol es una experiencia de socialización, tan necesaria en el niño como el rito de la amistad –y no sabremos de qué pasta está hecho el niño hasta haber comprobado, ante el gol, si le va el pelo o la pluma, si es un tigre o un delicado gato de angora; si es un iracundo o un tibio-.

El gol se apaga, poco a poco, y su influencia remite –como el rostro se recompone tras la carcajada-, y al hacerlo nos sentimos más felices, más plenos, más indulgentes. Incluso diríamos que mejores personas si no fuese porque, a veces, el gol es una modalidad del placer que admite el reproche. No es infrecuente acompañarlo con ostensibles cortes de manga dirigidos al televisor, la radio o la afición contraria y, en esos casos, una sed interna de justicia, una llama justiciera nos obliga a proferir, violentos como escupitajos, cortantes “jódete” o rotundos “cabrones”, según el objeto de la ira sea individual (Luis Enrique, el vecino...) o colectivo (toda la gentuza que en el mundo gusta de animar al club estatutario). El gol es, por si fuera poco, memorable. Es habitual que, pasado el tiempo, disfrutemos recordando sus pormenores, sus detalles, las circunstancias y consecuencias que lo acompañaron. En esos momentos sentimos el placer evocador del gol, el placer sabio de recordar y la apetencia de nuevos goles. Creo que la felicidad se parece a uno de esos montajes en que engarzan todos los goles mientras suena una canción. Uno sabe qué hacia y cómo era cuando entraba cada uno de ellos. El gol, por tanto, también nos puede hacer sentir el paso del tiempo. Y como no somos enteramente responsables, el gol debería ser un eximente. Cuántas veces no hemos leído que Fulano descuartizó a Zutano por una discusión futbolera en el bar de la esquina–y esas trifulcas comienzan siempre con el gol, porque nada jode más que sufrir el gol en contra y que encima haya recochineo-. En el gol somos mejores amigos y peores enemigos. Es el punto culminante de nuestro fanatismo. Sí, también es espiritual porque nos depura.

El gol, por todo eso, es similar a un orgasmo, de la misma familia. Más limpio y menos esforzado, pero no menos placentero. Quien ha vivido el gol en plenitud, sabe poner al sexo en el lugar secundario que merece. El gol, además, es más natural, menos complicado que la jodienda: nadie necesita de una Lorena Berdún que le explique cómo vivirlo. El gol es más libre. Y a menos que te anulen el gol, no hay gatillazos. Nadie se siente defraudado y nadie finge. No hay, tampoco, las complicaciones sentimentales del sexo, porque uno sabe, desde que nace, a qué equipo quiere hasta morir. En el gol no hay infidelidades.

Raúl está a un gol de los trescientos oficiales con la camiseta blanca del Madrid y la roja española. Trescientos orgasmos nos ha procurado ya, uno cada dos partidos, es decir, uno por semana, frecuencia de marido responsable, de matrimonio consolidado. Puedo decir que, a estas alturas de mi vida, nadie me ha proporcionado placer físico en tantas ocasiones como Raúl. Así de importante es en mi vida.

domingo, 6 de noviembre de 2005

Tarde de otoño



El Bernabéu siempre ha tenido su tendido del siete. Ese público intratable, despótico, que se sabe dueño y actor principal, protagonista. Un público juez, emperador, pulgar arriba o abajo. Ha sido, toda la vida, un público taurino, de fácil olé –decían olé ante lo meritorio como yo canto gol cuando la mete Rakocevic; por costumbre-. En la actualidad es una masa silente que no transmite ningún estímulo al equipo y que parece haber dimitido de su responsabilidad. Alguien dijo que el público de un estadio era el DNI de las multitudes. Pues no se hable más, ya podemos decir algo de la sociedad española viendo la actitud del forofo merengue. Floren debería reconsiderar sus inversiones en el estadio. Tantas comodidades van a convertir Chamartín en un gigantesco salón de té. En una de las tribunas han colocado unos palcos roland garros que son antifutbolísticos: provocan aislamiento, estratificación y contribuyen al amodorramiento. Hoy, a medida que me irritaba viendo el partido –motivos, más abajo-, me he ido fijando, durante los planos cortos, en los rostros del respetable y me he dado cuenta de que el Bernabéu está lleno de viejas. Las mocitas madrileñas del himno se han hecho mayores y ya son venerables ancianas. Parece que la fundación del club haya firmado un convenio con el Imserso y que los viejos de España -los que levantaron el país que ahora se van a cargar otros-, en lugar de Benidorm, hayan escogido Chamartín como nuevo destino. Con este panorama, podemos presumir de un público sabio, juicioso, ponderado, ecuánime, tranquilo, pero absolutamente incapaz de transmitir al equipo la descarga de electricidad, el electroshock que a veces necesita. ¡Grada joven ya!

El segundo penalti lo tenía que haber tirado Robinho. En cualquier caso, ya sabemos qué le ocurre al muchacho. Es evidente que está ansioso por agradar y que tiene un conflicto interno por resolver. Si llegas a un sitio y las portadas te comparan con Pelé, Fleming, Edison, Napoleón , Mozart y Newton, es difícil asumir que, al día siguiente, los referentes sean Geovani, Giovani, Denilson y Renato. En cada jugada un montón de ideas le llegan a la cabeza y acaban por provocar el colapso. Quiere demostrarnos que es buenísimo y alguien le debería decir que ya lo sabemos, que no dudamos y que tiene una década y media para demostrárnoslo. Pero claro, es muy rentable abrir debates sobre Robinho. Es la típica cosa que suscita el interés de los partidarios y de los detractores, de los optimistas y de los cenizos; la típica cuestión que, en fin, se presta a la polémica. Es una grave irresponsabilidad del Madrid haber dejado a Robinho solo ante el peligro. El control que ha provocado el segundo penalti es excelente. Lleva tres partidos haciendo cosas decisivas para el equipo y tiene 21 años. Ya está bien, coño.

Lamentable el brujuleo de Beckham. Cuando sale de la banda se convierte en un nadacampista y hasta parece más feo. Su papel en el club tendría que ceñirse a meter centros desde la cal y a sonreir a las jovencitas en los desplazamientos.

¿Y Luxemburgo? Probablemente su portugués resulte cerrado incluso para sus propios compatriotas. Luxe, decididamente, no es valiente con la cantera. De la Red y Jurado deberían haber jugado esta semana. Valdano apostó por Raúl, Guti y Rivera. El primero le dio la razón al instante, el segundo a los cinco años y el tercero a los diez. Pero acertó. Hay que apostar por el talento de la fábrica. Ganancia asegurada.

Y tenía que pasar. En un corner, al principio, Woody y Milito se han cruzado. Se han mirado temerosos, algo cortados. Había algo de gafancia cómica e inevitable en el ambiente. Una especie de destinos intercambiados, un “oye tío, tu historia me pertenece”. Tenía que pasar, y al final pasó. Esfuerzo del central inglés y un crack lleno de melancolía en sus delicadas fibras musculares. Un hurra por los servicios médicos del club.

Real Madrid: 1 (Roberto Carlos, pen.)
Zaragoza: 0

¡Hala mañoooooos!



Llegan al Bernabéu los nobles baturros del Zaragoza. Club respetable que, desde tiempos de Lapetra, ha ofrecido al fútbol español magníficos conjuntos. Es de esperar que jueguen con su equipaje de avispa, indumentaria algo llamativa que nos puede ayudar, en caso de aburrimiento, a imaginar que estamos ante Peñarol en plena Intercontinental.

El partido tiene su intringulis, no obstante. Viene a culminar un mes que se prometía horrible y que, si ganamos, se quedara sólo en desagradable. Pero hay que ganar. Después llegará el bodrio de la selección y luego la insufrible visita del Barcelona. Moneda al aire, estrépito mediático y vuelta a empezar hasta Navidad.

El partido es, en mi opinión, más importante que el del Barcelona y no se presenta fácil, porque el Zaragoza llega con varios ex. El Madrid debe de ser como un amante castigador que acostumbra a despreciar a sus conquistas a poco que éstas no le satisfacen. Un don Juan altanero que las desvirga, las goza y las abandona. Y siendo así, es comprensible el aire de revancha y despecho que tienen estos reencuentros.

Llegan César, Celades y Savio. El primero es un portero correcto al que ha perjudicado, sin duda, su aspecto de recién levantado de la cama. Tiene cara de buen tipo y una locuacidad algo innecesaria en las ruedas de prensa. Nunca supimos por qué Del Bosque lo escogió en lugar de Casillas. Será un misterio hasta que alguien desclasifique los papeles reservados del salmantino. Su lesión en Glasgow fue uno de los hechos más afortunados de la historia del club.

El habilidoso Savio dejó entre nosotros un buen recuerdo. Su pase a Anelka en Munich valió media Octava y siempre fue del agrado del público de Chamartín –público antojadizo como pocos, la verdad sea dicha-. Excelente, en mi opinión, pero un poco por definir. Ni la solidez de un interior, ni el gol de un segundo punta. Liviano y, a ratos, inconsistente. Un extremo zurdo para un equipo que lleva cuarenta años sin jugar con extremo zurdo, porque cuando se marchó Gento no se le retiró la camiseta, se le retiró la demarcación. Poco después llegaría Munitis, que era como Savio, pero en bruto. Y con él el Bernabéu no iba a ser tan comprensivo. Trató de pulirlo a base de silbidos y acabo por desquiciar al muchacho. Pero esa es otra historia...

Y ojo con Celades. La Ley de Murphy aplicada al Real Madrid nos hace temer un partidazo suyo, con gol incluído. Incoloro, inodoro, insípido y, probablemente, uno de los jugadores más blandos que hemos podido padecer los madridistas. Fue, durante años, nuestro representante en la selección catalana –por cierto, Celades acudió siempre al sonar del Segadors mientras medio Barcelona se ausentaba. Algo parecido pasa con la selección valenciana, Vicente se va a Londres a pasar el weekend mientras Raúl Bravo, "el traidor", sacrifica sus vacaciones para jugar interesantes amistosos contra la selección de Zambia-.

Pero los ex no llegan solos. Imagino que por allí asomará el careto el simpático de Movilla. Antimadridista conspicuo que protagonizara, años ha, una polémica delirante en el Atleti. Creo que era Movilla versus Manzano –como Del Piero vs. Capello, pero en cateto-. Horas de radio, chorros de tinta, los colchoneros desgañitándose por su Movilla. "¡Movi, Movi!", gritaban los infelices. Y Movilla, que decía ser más indio que Cochise, a las primeras de cambio, al primer buen contrato que le ofrecieron, se fue pitando hacia Aragón, donde es de presumir que a estas alturas ande dando lecciones de baturrismo al mismísimo Labordeta. Tras irse, quiso hacerse perdonar por la afición rojiblanca pasándose de hostil con el Madrid. Lo habitual. En fin, espero que se le pite bien. O no, mira, ni siquiera eso, que el Bernabéu no interrumpa su plácido sestear para pitarle al piernas de Movilla. Eso sería una ordinariez; mejor la indiferencia. Desde las alturas del estadio, Movilla debe verse como una chincheta.

Y olvidaba que regresa Milito. La más despechada de las amantes. Y encima se trae a un hermano. Uno se imagina que los Milito –papá Milito, mamá Milito e, incluso, el abuelo Milito- se reunen todas las semanas frente al televisor para celebrar las derrotas del Madrid. No podríamos reprochárselo, lo suyo fue una putada.

¿Y el Madrid? Ramos y Robinho crecerán otro centímetro más el domingo. Han de ir creciendo, poco a poco, hasta alcanzar la altura extraordinaria de Hierro y de... y aquí está el interés, en saber hasta dónde llegará Robinho.

sábado, 5 de noviembre de 2005

Convite de empresa



Debe ser incómodo que aparezcan a tu lado un montón de agresivos periodistas a fotografiar el instante previo a la pitanza. En ese momento en que los jugos gástricos anticipan el dulce placer de las viandas, los fogonazos de los flashes han de cortar el rollo, por fuerza. El ratito en que media humanidad está tentada de comerse el pan o empezar a desmigar el mendrugo. Uno, antes de comer, no sabe que hacer con las manos y es normal adoptar la postura del gran Arrigo: codos apuntalados en la mesa sin ningún complejo, manos entrelazadas y a esperar, un poquito envarado. La postura, después del café, será la misma, pero con los movimientos mandibulares de quien se hurga ,con disimulo, el espacio entre las muelas con la lengua.

Pero, además de este universal lenguaje gestual de los restaurantes, en la foto de ayer destaca la distribución de los comensales. Una simetria negociadora nada casual. Floren y el capitán, frente a frente, practicando eso tan dificil que Luis reclamaba a Romario, ese “mirarse a los ojitos” que sólo pueden hacer las personas con conciencias y cuentas claras. Y a sus flancos, los lugartenientes, los vicecapitanes y los vicetiples técnicos de Floren. En cualquier caso, lo de ayer parece la representación de la negociación laboral en nuestro Madrid. Patronal y sindicato, frente a frente. No cuesta imaginarse a Roberto Carlos sacando las estadísticas macroeconómicas del ejercicio y un gráfico con la evolución del IPC.

En el fútbol se admiten las medidas de conflicto colectivo. Derecho constitucional, en todo caso. Una huelga de futbolistas sirvió como anticipo de la Quinta, cuando un Michel juvenil marcó un gol fantasma que el destino, ese hijo de puta con calculadora, habría de quitarle en México 86. Y hace un par de temporadas, un equipo entero de segunda decidió encerrarse en el vestuario en huelga por los impagos. Fue una original aportación del fútbol al mundo de la protesta, porque los huelguistas contaban com playstations y servicio de catering.

Pero estos capitanes nuestros de hoy son poco comparado con Hierro. Sin Hierro casi puede decirse que ha llegado la paz social al club pues el de Velez (Málaga) –a Hierro siempre le acompañaron esos apellidos toponímicos- era un sindicalista duro. Un convencido con conciencia de clase. Él era futbolista puro dentro del campo y futbolista igualmente íntegro fuera del cesped. De los que cuando mueren, a los ochenta y tantos, se dice eso de que ahí se va un futbolista. Un pelotero vocacional. Con el famoso "código del fútbol", un tocho como el código civil que se edita en Argentina. Hierro convertía el vestuario del Madrid en la "Ley del silencio", aunque cuesta imaginarle, con su cara de banderillero, haciendo de Marlon Brando. A la que Floren se descuidaba, Hierro le montaba un motín. El motín de Mónaco, el motín del Txistu... La escena clara: Hierro sacando su largo dedo acusador, ese dedo de ET que sacaba a los árbitros cuando protestaba, con su cara de pena e indignación, como de cantar saetas... Méndez y Fidalgo, a su lado, unos maricas burgueses.

Pero es que Hierro, ya digo, era un clasista. Creía que el futbolista se regía por unas leyes y un estatuto aparte. Tan rígidos como los que protegen al sexador de pollos o al fresador. Hierro era un piquetero y ha establecido unas primas que ya no se negocian, que sólo se indexan al IPC y tirando.

Lo de anteayer, por tanto, no era sino el anual refrendo de lo que Hierro negociara en su día. Lo han disfazado, también, con la palabra conjura, pero me da que no. El socio ilustró la última Florentinina –tras la derrota destroy en Getafe- con una foto que era reveladora: Floren como profesor de escuela y todos los galácticos oyéndole sentaditos. Ahí había superioridad y jerarquía, lo de anteayer era un "tête a tête", algo distinto.

Floren dijo hace poco que los veinte futbolistas del primer equipo le daban más quebraderos de cabeza que sus miles de empleados en ACS y es que, no nos engañemos, aunque se habla de paz social y de calma en el vestuario, también se ha dicho últimamente que el club estaba pensando en Hierro como enlace entre la plantilla y la directiva. Mal asunto si el mediador ha de ser ese Demóstenes moderno.

Por, cierto, en la expresion de Messi, el nuevo De la Peña, encontré algo raro. Una ligera turbación química, un halo artificial en la mirada, como el de aquel colega que se pasaba con las raves. Una cara congestionada, rara. Y como soy un cabrón me he ido al Google y he cruzado “Messi” con “EPO”. Lo primero que me ha salido ha sido esto:

http://espndeportes.espn.go.com/story?id=375145

¿Os imaginás algo así con Robinho? ¿Merecería portadas en los periódicos? Ay, la prensa libre...

viernes, 4 de noviembre de 2005

Back in the 90s



El director del diario AS, Alfredo Relaño, debe, cada tiempo, purgar sus complejos a costa de sus lectores. Dirige un diario orientado hacia el público madridista, pero semejante vulgaridad le obliga a desmarcarse. Roncero y Guasch le hacen el trabajo sucio y él, super progre, se puede dedicar a hablar del Betis, de Ormaetxea o del balón de oro.

Esta vez, el diario AS, en otro ejemplo de acomplejamiento capitalino, va más lejos que nunca, y reclama el trofeo para Ronaldinho y Maldini. Los enemigos naturales del Madrid. Los jugadores que mueven las visceras de sus lectores. Ni la Gazzetta, ni siquiera la prensa catalana, llegan tan lejos en sus ditirambos. Ronaldinho, siendo buenísimo, no es el indiscutible número uno mundial, no mientras jueguen a ésto Ronaldo, Adriano, Robben, Lampard o Kaká. Y Maldini no debería tener lo que no han tenido Hierro, Raúl o nuestro Roberto Carlos. A ver, lo repito alto y claro: Roberto Carlos ha sido trescientas cincuenta veces mejor lateral que Maldini y tiene mejor palmarés.

El diario AS tuvo siempre una sección, la chica del AS, para alegrar la vista de sus lectores –por lo general, machos primarios-; una jaca de bandera de las que colocan siempre los tabloides británicos. Fue desembarcar Prisa, y con Prisa Relaño, y sustituir el par de domingas diarias por un artículo de opinión femenino. Cosa muy loable que, sin embargo, fue rápidamente abandonada. En la actualidad, sin sección fija, pero con periodicidad diaria, las pin-ups han vuelto a la contraportada. Y es que los complejos de su director pugnan duramente con el gusto de su clientela.

Por cierto, ha vuelto, por cuarta o quinta vez en la última década el dream team. Eto’o, ese Stoichkov negroide, ha dicho en L’Equipe –el prestigio que entre todos le regalamos a esta publicación es otro ejemplo de papanatismo insuperable- que si el Chelsea vence él se retirará del fútbol. Han vuelto. Ya se oyen los alaridos panfletarios en la ciudad de lo prodigios y los aleluyas de su coro de voces blancas madrileñas: ha vuelto el fútbol.

Durante el lustro en que el Madrid ganó tres Copas de Europa (hecho sin precedentes en Europa desde tiempos del Liverpool glorioso) los estetas futbolísticos de la prensa, esos gurús, decidieron que el Madrid ganaba, sí, pero por pura acumulación de talento. En eso no había esfuerzo, ni virtud, tan solo mera facilidad. El buen fútbol y el triunfo moral eran patrimonio del Celta de Víctor Fernández. ¿No os acordáis? Yo sí, e incluso puedo recitar de memoria, como padrenuestros, los artículos en que Palomar –lo repito:el juicio tan desviado como la mirada- dudaba de Zidane.

Es decir, que las cosas vuelven donde estaban. Si les ganamos siempre será con el "sí, pero..." y si perdemos por actuaciones arbitrales estilo Tenerife en ello no dejará de haber cierta justicia. Porque, sépanlo todos –sépanlo advenedizos del Chelsea, Juventus o Milan- el fútbol se inventó en Barcelona y si hay justicia tendrá que ganar el Barça. Lástima que el dios del fútbol lleve un siglo empecinado en no hacer ni puñetero caso a semejantes merluzos.

jueves, 3 de noviembre de 2005

Ante el estatuto, madridismo



Floren -nuestro líder, que diría el socio- es uno de los más importantes políticos españoles. Yo no sé si fue Mendoza el que dijo que ser presidente del Madrid era más que ser ministro. Me imagino, esas boutades eran genialidades habituales del caimán blanco. Qué sería de Florentino con el carisma, entre populachero y elitista de don Ramón. Ese galán eternamente joven que hizo de su frivolidad imagen del Madrid de la Movida. El Madrid de los ochenta, tan de entonces como el pop español o el cine de Almodóvar. Uno recuerda los debates de entonces con agrado. Eran dos formas de entender el mundo. Mendoza era un playboy capaz de marcarse un poema de Verdaguer en la TV3. Floren un tecnócrata repelente. En el fondo había una mutua admiración y no es difícil imaginar una secreta envidia de Florentino hacia la retranca de ese animal mediático que era Mendoza. Don Juan antes que gestor, más cerca de Briatore que de Bernabéu.

Decía que Floren es un gran político. No un tipo que hace política como Laporta. No, Floren es político en sus declaraciones. Es diplomático, pero, además, lo que dice tiene un claro sentido ideológico. Miente quien dice que el fútbol no es política. El fútbol es la guerra civil incruenta. –de nuevo don Ramón, con sus pasadas-. Floren nunca habla sólo de fútbol, su mensaje es, además, ideológico. Os reto a leer y escuchar sus entrevistas. Él habla siempre de valores. Habla de universalidad, de globalidad, de internacionalismo y de valores. El respeto, la dignidad, la deportividad, la superación, una concepción lúdica, artística del fútbol. Y eso no son sólo palabras. Cuando el resto de clubes pregonan IDENTIDAD, Floren expone valores. Ni madrileño, ni español; antes que nada, modelo de conducta. Una multinacional democrática que ofrece contenidos, y la mezcla de pureza y encanto que tiene el deporte cuando linda con el arte. Por eso Robinho es estratégico y por eso se lo van a querer cargar.

Mientras el Barcelona se territorializa y reafirma su catalanidad, el Madrid difumina sus contornos para ofrecer sólo valores. Y no es casualidad que en verano saque dinero de Japón y en invierno siembre de escuelas las zonas más pobres de sudamérica.

Se acerca el derbi y nos van a dar el coñazo con una igualdad que no existe entre el Madrid y el Barcelona. Ellos nos odian, nosotros les despreciamos. Ellos son la identidad, nosotros los valores. Ellos son el pasado, nosotros la modernidad.

El Madrid juega un clásico cada quince días. El Valencia, el Dépor, el Atleti y luego el Barcelona. Pero ni más ni menos. Nuestros rivales son el Bayern, el Manchester y el Milan. Ni siquiera el Chelsea. La oposición Chelsea-Madrid, el duelo del futuro, es la oposición indirimible entre el oligarca y la democracia. Modelos no homogéneos que no admiten comparación.

Ante las cosas que están pasando, uno no puede abstraerse. Ni el más furibundo de los forofos. No queda más que respetar y defender con civismo las instituciones. Y entre ellas, nuestro Real Madrid.

Lo que pasa en España acaba reflejándose en nuestro club. Un repaso. En la República nos quitamos la corona y el Real; la guerra nos destrozó –sí, sí, a nosotros sí, a otros les sirvió para subir de categoría-; la posguerra fue reconstrucción, los sesenta el despertar de la juventud yeyé (el poco pop que tuvo nuestra España); el fin de la autarquía la aparición, de nuevo, de los extranjeros –la moderna Europa nos llegó con Breitner y Netzer, esos alemanes patilludos con cuyas patillas no podían competir ni en corte ni en espesor las de Amancio o Pirri-; la larga sombra paternalista de Bernabéu, Saporta , Dominguez y compañía se prolongó y Luis de Carlos fue nuestro Suárez. Y de la propia Junta "ançien regime" un joven Mendoza, consejero de Prisa y luego la jet, la beautiful, los escándalos, la corrupción que en algún archivo llegó a afectar tangencialmente al club; luego, la regeneración de los noventa. Y el 11M, mazazo que nos hundió y del que poco a poco nos despertamos. Y ETA, la lenta y larga hija de puta, la sierpe en la que reptan tantos, también se acordó de nosotros y nos puso bombas al lado del estadio. Y CIU y ERC, que nos llevaron a las Cortes, como amenaza de lo que estaba por llegar. De lo que está por llegar.

No siendo bandera de nada, no podemos evitar ser un club español. Para lo bueno y para lo malo. Y todo lo que ocurre, más tarde o más temprano, deja su impronta en el tapiz entusiasmante de Chamartín. Celuloide y espacio ciudadano. Punto de encuentro, reunión de las miradas. Mágico, pero frágil.

Que no nos jodan el Madrid, muchachos.

(Y Helguera, que tiene el don de la oportunidad, se ha lesionado.)

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Rebelde sin causa



La polémica entre Guti y el mundo me ha traído a la memoria los comienzos de Raúl, allá por mediados de los noventa. Raúl, al principio, no era esa máquina de escupir lugares comunes, sino un chavalito despejado echao p’alante, un poco bocas. Recuerdo que tuvo su primera y última polémica cuando, en medio de la crisis deportiva del segundo Madrid de Valdano, fue capaz de decir que “ahora no le ganamos ni al Rayo”. Semejante frase provocó las iras del presidente y el muchacho fue llamado a capítulo. Desde entonces nos ha torturado midiendo sus palabras y está por conocerse de qué pasta está hecho fuera del campo. En cierto modo, nos han privado de un ídolo, de su dimensión personal , porque no es posible que Raúl se oculte siempre diciendo lo que se espera que diga. Semejante falta de espontaneidad nos lo ha deshumanizado un poco. Es un profesional escrupuloso también ante el micrófono.

Esas zarandajas de lo políticamente correcto nunca podrán con Guti. Guti es, definitivamente, un rebelde. Aunque su rebeldía sea un poco disparatada. No sabemos contra qué molinos se pelea, ni qué malestar metafísico lo tiene compungido, pero es indudable que él, Gutiérrez, no está dispuesto a pasar por el aro. Sea cual sea ese aro. Guti, que a fuerza de aceptar el término maricón, ha hecho más que nadie en España por la causa gay, es un caso raro de rebeldía inútil y estética. Es un decadente y un dandy un poco hortera. Podría haber hecho mil cosas para masculinizar su aspecto, por ejemplo, pero decidió que no, que mantendría para siempre esa melena color “candelabro deslustrado”, su eterna peluca de cuarentona binguera que todos odiamos y que él probablemente decida retirar el mismo día en que acabe de jugar.

Gracias a Guti los madridistas nos preguntamos a veces por las cosas. Nos lleva a debates esencialistas: Lo bello o lo útil, el músculo o la materia gris, lo recto o el arabesco... Gracias a Guti hemos vuelto a cuestionar la figura entre cielo y tierra de Di Stéfano o la rara condición de Sacchi (la persona que más nos ha hecho sufrir es, ahora, uno de los nuestros). Guti, como buen madridista, se niega a ponerse enteramente en manos de un milanista. Y tiene razón en esa disidencia interna.

Raúl es lo inhumano del madridista. El ansia y lo cuantitativo. Guti es la duda, lo hamletiano, y lo cualitativo. A los dos un busto en Chamartín andado el tiempo. Al hombre de los records y al hombre que habiendo podido tenerlos todos dijo que no, que para qué.

Guti, un poco al estilo Mazagatos, casi sin querer, con ese mohín un tanto pijo que impide que nos lo tomemos en serio, dijo ayer una gran verdad. Otra perla: “En el fútbol hay mucho extremista”. Genio.

Semos buenos



Pese a las críticas feroces de la prensa, pese a los agoreros y a los vendedores de apocalipsis, ahí está el Madrid, un año más en los cruces europeos. Todavía no hemos podido poner la alineación de gala (sí, esa que estás pensando, que esperas desde hace meses) y ya estamos arriba en todo. Podemos pararnos en el desastre estético de nuestro medio campo. Cogérnosla con papel de fumar marca segurola y empezar a objetar que si esto, que si lo otro... Pero podemos pensar, con la misma justicia, que si esto lo hacemos así, qué no haremos con toda la máquina engrasada (aunque, qué coño, nunca seremos una “máquina engrasada”, vamos a ser una sinfonia, una epopeya, una avalancha, porque el talento es natural. El émbolo y las bujías para el Chelsea o la Juventus. La junta de la trócola para el Barcelona).

Hay que esperar, pero entre tanto Luxe va descubriendo canteranos casi sin querer. Ahí esta Mejía –¿qué tal si mandamos a Pavón al Getafe y nos quedamos con él?- y ya asoma la jeta “Pumuki” De la Red. Guti se va haciendo un hombrecito a sus treinta tacos y Robinho deja cosas en cada partido. Cuando aparezca Ronaldo ya no seremos Ronaldo- dependientes, así que sus goles ya no serán la dosis de necesidad, sino un lujo que podremos darnos. La fiesta orgiástica del sábado noche.

Casi todos los años jugamos contra el Rosenborg y son tan fríos que es imposible desarrollar una rivalidad. Si nos ganan será siempre accidente y nuestras victorias siempre les parecerán algo natural. No hay manera de enfadarse con ellos. Estos equipos le dan pintoresquismo a la Champions League. Pero el fútbol europeo limita al norte con el Bayern y al sur con el Real Madrid. Lo de arriba y lo de abajo está para hacer bonito, para darle amplitud y variedad a la competición. Vikingos y sevillanas.

Hablando de sevillanas. Enhorabuena al Betis. Han conseguido lo que parecía imposible. Dani, alias Chemita, ese jugador culebrero y roedor, ese tirillas pendenciero –la contraprueba para quienes afirman que en España hay doping- consiguió lo que no pudo media Premier.

Que en el fútbol pulula gente extraña lo sabe todo el mundo. No hay más que oir una rueda de prensa del inquietante Juande Ramos o pararse a observar por un momento a Cañizares, ese señor de Puertollano que se ha convertido en una diva del electro-punk. Pero también hay instituciones muy particulares. A mí siempre me ha llamado la atención la IFFHS. Una secretísima federación de estadísticos alemanes que, cada poco tiempo, lanza al orbe futbolero un escalafón incomprensible. A base de algoritmos y ponderaciones surrealistas consiguen darle la vuelta al fútbol. El Inter, un equipo que lleva décadas sin comerse un colín, es el segundo club del mundo; el Villarreal ocupa el décimo puesto; el Betis, el vigesimoquinto mientras nuestro Madrid languidece en el trigésimo lugar del ránking.

A medida que se acerca la apertura del mercado invernal comienzan los rumores. En ocasiones, llego a pensar que lo bueno del fútbol son los fichajes. Lo que hay entre medias es un aburrimiento premeditado. En Inglaterra colocan a Cristiano Ronaldo en el Madrid y en Alemania a Ottmar Hitzfeld. Ese entrenador alemán que se parece a Josemi Rodríguez Sieiro. Con él, afirman en Alemania, llegarían varios jugadores de por allí –Ballack, Podolski...-. Una germanización para corregir una brasileñización. El híbrido podría ser interesante.

Profundidad de banquillo

Bien amigos, lo cierto es que atravieso una situación de salud un tanto delicada. Empezaré con un tratamiento pronto, pero aún no sé el tiempo que puedo tardar en restablecerme. Mientras tanto, como entenderéis encuentro un tanto difícil escribir y seguir la actualidad del fútbol. No obstante, le he pedido a Hughes que tome el relevo y colabore con sus artículos cuando le sea posible. Sabéis que es un buen comentarista, y seguro que disfrutamos con sus aportaciones. Hoy mismo comienza con un escrito sobre nuestra victoria en latitudes noruegas, que nos lleva a la siguiente fase de la Champions, como pronostiqué atinadamente en su momento. Yo también intentaré escribir algo de vez en cuando. Fans del Madrid continúa su andadura, no dejéis de visitarnos. Un abrazo, y hasta pronto.