Ni ciclos ni pollas

Tras borrarle el hojaldre al Barça el otro día (aún hoy los jugadores del club catalán caminan por ahí como John Wayne), la prensa canallesca (la única que hay) se ha apresurado a decir que estamos ante un nuevo "cambio de ciclo". Exactamente lo mismo que hace tres años cuando el Barsa ganó su primera liguita con Etoonto y compañía. ¡Qué paletada! Esto del ciclo es un concepto simplón y fácil de masticar para, pongamos, un tipo como Roncerdo, que leyendo el editorial de su grasoso jefe ya cree comprender los devenires futbolísticos de la nación; sin embargo, esto esconde una patente falta de análisis.

Cuando el Madird Galáctico se empezó a ir a la mierda, Cerdaño se sacó de la manga eso de que había llegado la hora del Farsa, como si nos encontráramos ante un fenómeno natural e inevitable. Pero nada más lejos de la verdad: la ruina madridista llegó por unos motivos muy concretos y aislables, que hemos analizado a lo largo de varios años en esta su página. El primer error del por entonces presidente D. Florentino Pérez fue no poner el banquillo en unas manos competentes tras la tan acertada patada en el culo al bigotudo resentido. La elección del relevo fue puesta en manos del director deportivo, un argentino parlanchín que ustedes conocen bien, quien tuvo la ocurrencia de poner al mando de la plantilla más colosal que el ego, el dinero y la habilidad negociadora han creado en la historia del fútbol a un entrenador sin ningún tipo de experiencia en la élite. El resultado, un desastre, claro. Si Floren hubiera leído "Rayuela", se habría dado cuenta de que la prosa argentina es indigesta y la larga sólo consigue embrollar y crear dolores de cabeza.

Todo lo que vino después fueron despropósitos y malas decisiones: Camacho, destitución de Luxemburgo, falta de renovación de la plantilla... El presidente tenía el concepto caduco de que los cracks se compraban ya hechos, entrados en años y a precio de oro. Al final dijo que no quedaban Zidanes que fichar y salió por patas. Eso no se llama cambio de ciclo, sino mala gestión.

El Farsa, por su parte, compraba bonito y barato, de la mano de un tipo listo como Sandro Rosell. El mejor jugador del Mundial 2002, Ronalpiños, aterrizaba en el Nou Camp descartado por "otros" clubes, acompañado de Deco, reciente campeón de Europa, y otros jugadores jóvenes. Se dio una combinación de buen ojo, sentido común, juventud y suerte. Un par de años después Rosell se largaba, alto del pequeño "duce" Laporta, para ser sustituido por el gris Txiki Beguiristáin, quien ha sido incapaz de encontrar un solo jugador sorprendente en el mercado. Cuando no ha tirado de manual (Touré, Abidal...) sus fichajes han naufragado. Tras un par de temporadas triunfantes, el crack del equipo, ahíto de éxito, dejó de entrenar y su rendimiento cayó en picado. Todavía con un gran cartel, llegaron ofertas mareantes por él, rechazadas sin un buen motivo. ¿Es eso un final de ciclo? No, simple falta de vista. El Barsa se ha dinamitado a sí mismo.

Examinemos casos fuera de nuestro país. Lo de Alex Ferguson en el Manchester qué es, ¿un ciclo? ¡Pues parece un ciclo jodidamente largo! Con los lógicos altibajos impuestos por las altas y bajas de los jugadores, clubes como éste llevan varios lustros manteniendo una línea deportiva contínua. Aunque haya años en que no ganen títulos, los periodos de cuatro o cinco años sin llevarse nada a las vitrinas son desconocidos. Esto demuestra que con una adecuada planificación e inversión, sin volantazos, los resultados acaban llegando. Incluso el propio Farsa tiene un buen vivero de futuro con los jovenzuelos que ha criado en sus calabozos juveniles, entrenándolos y hormonándolos adecuadamente.



A lo que voy es que no es aceptable que a ganar dos Ligas se le llame "ciclo". Un trabajo adecuado y decidido en nuestro club puede dar lugar a una época de dominación sin precedentes. ¿Por qué no se pueden ganar siete ligas seguidas? ¿No ganó el puto Bayern tres Copas de Europa del tirón en los 70, cuando ya teníamos fútbol "moderno"? ¿Cuántos títulos habría ganado el Ajax de Van Gaal de no despedazar su plantilla? Sí, hay que instaurar esa dictadura del Madrid que dice el cántico; no caer en la complacencia y darse cuenta de que podemos crear un equipo legendario y prácticamente invencible si se hacen las cosas como es debido. Brindo por ello. ¡¡Hala Madrid!! ¡¡¡Viva España!!!