¡¡¡Unga!!!

- Hoy ha jugado el equipo, pero luego hablaré de eso.

Mis queridas putitas (you know who you are): Sé que habéis tenido dudas, que habéis flaqueado en cuestra fe. Sé que incluso -Dios os perdone- habéis cuestionado al líder supremo, y vertido desde estas páginas críticas de un tono, digamos, un tanto perturbador. Pero no había motivos. Cuando el común de la hinchada se encontraba rodilla en tierra, abatidos, exhaustos, apareció nuestro LÍDER en lo alto de una colina (sí, me refiero Calderón, zorras), alzó su cayado y con un gran estruendo se partieron los mares. Al otro lado apareció el buscado, el deseado, el que esperábamos desde hace tanto: El meganegraco Mahamadou Diarrá, trotando con aire gallardo hacia las verdes praderas del Bernabéu. Ya tenemos aquí al mediocentro anhelado, la pieza que faltaba, con su polla mítica, kilométrica, destinado a darnos todo el equilibrio y la contundencia de los que ha adolecido nuestro juego en los últimos años.

El gabacho Aulas, humillado, ha tenido que entregarnos al pollo por una cifra ridícula (entre 26 y 28 millones de euros, lo que me gasto yo en copas en un fin de semana). Gigantesco triunfo diplomático del equipo del presidente.

Así pues, acercaos, guarrillas. Ya podéis empezar a comernos la poya a Mijatovic, a Calderón, al gato de Cuatro Caminos y a mí, por este orden. Y tragándolo todo, ¿eh? La próxima vez os lo pensaréis antes de dudar.

Aún habrán de llegar más alegrías. Capello sonríe; le encanta que los planes salgan bien.

- Bueno, el partido de hoy. Como apuntaba un contertulio, el primer tiempo fue Europa y el segundo Brasil. He de decir que me gustó más Brasil. De hecho, la primera parte me pareció una mierda. Los únicos futbolistas que me intrigaban mínimamente en el aspecto creativo eran García y Cassano. El primero estuvo cumplidor y el segundo bastante desastroso. No está para ser titular. Beckham es terrible, parece un poste: Le llega la bola y patadón. Joder, no recuerdo ningún futbolista que haya vivido sólo de pegar pases. El escuadrón de las mechas tuvo tres representantes destacadas: Ramos, Salgado y Casillas (¿?). Especialmente vomitivo el nuevo peinado arrabalero de Beckham. Si yo fuera Capello, les obligaba a llevar rapado militar obligatorio durante dos años.

Hablando de imagen, creo que he descubierto por qué Raúl me provoca tal rechazo estético: Con esa melena quinqui que se ha dejado, aún tiene un pase mientras su pelo permanece seco, pero en cuanto comienza a correr y sudar (a los dos minutos de partido), los mechonarros empiezan a pegársele al cuero cabelludo, creando un efecto bastante asqueroso (casi tanto como su rendimiento futbolístico actual).

En la segunda parte hubo más ilusión (excepto para el gilipollas de Maldonado): Entraron Robinho, Baptista y Cicinho; otro aire. Una especulación mía: ¿Será éste el equipo para jugar en el Bernabéu y el de la primera parte para jugar fuera? No sé, pero para mí Robinho debería ser titular siempre. ¡Necesitamos la alegría que transmite ese muchacho! Baptista volvió a dar muestras de su admirable solidez: Cómo mantiene la posesión, cómo busca a los delanteros... Con todo, la segunda parte tampoco fue gran cosa, pero esta alineación brasileñizada tiene movimiento e inventiva, dos cosas que hoy por hoy necesitamos como el comer. Míster, tome nota. Lo de perder en los penaltis fue lo de menos. ¿Qué mejor que tener como próximo oponente al primer rival de la Liga?

Mañana hablaremos de Wenger.