¡¡¡Explotó!!!

A los griegos el Madrid siempre los gana, es sabido; hasta Portillo les metió una vez un gol a domicilio. Por eso los partidos contra los equipos de ese país siempre son, a priori, algo coñazo. Además, casi todos los años nos toca con ellos, en virtud al cochambroso sorteo de Champiñons ideado por la UEFA. Siempre les ganamos, digo, pero lo que no es tan habitual es ir perdiendo durante un buen "cacho" del partido, como ocurrió anoche. Este Madrid, lo digo con mi mirada inocente y límpida, no domina un solo partido, y a 25 Octubre... ¡no ha llegado ganando al descanso en lo que va de temporada! Por momentos semejamos una casa de putas, especialmente en las jugadas a balón parado y al contragolpe. Nos cogen con el pie cambiado cuando quieren. Y en ataque, ayer, psá. Durante la primera parte no hicimos nada, aparte del gol, prodigio de potencia y técnica (ja) del que se clava las banderillas (¿cornudo?) cada vez que marca.

Para ese tipo de gente, que no hace ni el huevo, está escondidita tras el delantero y llega de vez en cuando para empujarla, teníamos un nombre en el cole, y era "chupagoles". Os puedo asegurar que no eran muy populares, y que se llevaban unas cuantas collejas. El nuestro ya no está ni entre los que más corren, como demuestran las estadísticas.

Nada más empezar la segunda parte, gol de nuestro "ex" Julio César, quien, quizá imitando a Guchi, se ha cambiado el nombre y ahora es "Cezar", a secas. El tanto fue a balón parado, cómo no. Por cierto, los griegos también tenían a un tal Raúl Bravo, de quien Valdano dijo tiempo ha que era el futuro de nuestra banda izquierda. En fin.

En un momento dado, llegó lo que podríamos denominar "el apretón", esas rabietas que a veces le dan al Madrid cuando está perdiendo y en las que se lanza al ataque sin contemplaciones. Llevamos mucho tiempo siendo un equipo que juega a rachas. No obstante, el apretón -que curiosamente coincidió con la salida de Malulo del campo (¿de dónde has sacado el mote, Lama?)- volvió el encuentro mucho más divertido, y además durante el mismo emergió con luz propia la figura de Robi, Robinchou. El Robinho mágico y brasilero, al que tanto esperábamos, hizo acto de presencia en Chamartín con una actuación electrizante. Primero marcó el gol del empate, empujando un centro con la cabeza, pero eso seguramente fue lo de menos. Minutos después fabricaba un penalti volviendo loco a su defensor a base de bicicletas, que Van Nistelrooy por desgracia lanzó con la calidad del mismísimo Raúl.



Al poco llegaba el "milagro" de Pajillas, una parada en la que demostró grandes reflejos. Los pajillistas, a los que ya les va llegando el run run de que su protegido puede ser un bluff, andan algo inquietos, y aprovechan cada manita que saca el hincha del Atleti para criticar duramente a los heterodoxos (hoy mismo lo han hecho los pedorros de Anaut y Alcaide). Lo que a este hatajo de obtusos se le escapa es que el problema de Pajillas no es precisamente que no pueda hacer paradones de vez en cuando. En el Bernabéu, un paradón del mostoleño se canjea por un "Íiiiker, Íiiker". ¿Pero cuántas cagadas harían falta para una pitada? Muchísimas menos de las que necesitarían Gago o Drenthe, ¿verdad?

Tras el "milagro", la oleada madridista prosiguió, y al poco Robi culminaba una nueva internada vertiginosa por la izquierda con un trallazo a palo cambiado que nos ponía otra vez por delante. Gloria y prez para el negrito. ¡¡Que lo lleven todas las semanas de putas!! Otro moreno, Balboa, marcaba poco después el cuarto a pase también de Robinho, necesitando apenas tres minutos y medio para girarse en el área. Hasta esos minutos de la basura le roban al pobre Baptista.

En fin, un correcalles, que se dice. A la excelencia ni se la ve ni se la espera (como al capitán). Ah, y Guchi tira las faltas. Con 31 tacos ha descubierto que tiene la necesidad existencial de tirarlas, frenando en seco a uno de los mejores especialistas del mundo, Sneijder. Amigos, el señor Guti Haz. es un hijo de puta, y lo peor es que nadie en el club ha sabido cortarle las alas (u otra cosa). Con todo, este partido se recordará por la eclosión de Robinho. Encadenando dos o tres partidos más como éste no habría quien le sacara del once. ¿Qué pasará entonces cuando se recupere Robben? ¿Quién saldría del equipo? ¿Le echaría por fin cojones el alemanito? Para conocer la solución, no cambien de sintonía.

- Real Madrid: 4 (Chupagoles 2010, Robinho (2) y Balboa)
- Olympiakos: 2 (Galletti y "Cezar")

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En otro orden de cosas, nuestro amigo Miguel Queipo solicita vuestra colaboración para su próxima aventura editorial:

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miguel.queipo(algarroba)gmail.com