Una historia trágica

Domingo, once y media de la noche. Ha acabado un nuevo fin de semana y el Madrid no ha hecho ni el huevo. Me dispongo a hacerme una merecida pajilla como consuelo antes de dormir, y en ese momento llaman a la puerta. Al abrir me encuentro a Amanda, vestida de forma extravagante y con claros signos de embriaguez. La hago pasar. "¿Qué haces aquí? ¿Dónde has estado estos días?". "Necesito un pelotazo", responde con la voz tomada, alargando el brazo hacia la botella de Chivas que guardo para las visitas. "¡Quiá!", le espeto, apartando el brazo de un manotazo. "Mejor te tomas un café bien cargado". La hago sentarse y le pongo una taza grande de café. "A ver, dime dónde te has metido este tiempo". Amanda comienza su relato.

"Ya sabes... estoy harta de todo. Los estudios, mis padres... tenía que huir, olvidar. Le cogí a mi padre too el dinero que tenía en la cartera y me fui por ahí, a vivir la noche. Cerraba todos los garitos... dormía donde podía, con amigos, en la calle... así hasta que me fundí toda la pasta".

"Espera, pero creía que estabas dándote la gran vida con Pedja, que habíais hecho buenas migas."

"Ese hombre te tira como un klínex cuando consigue lo que quiere de ti... Le llamé cuando se me acabó el dinero, pero me dijo que lo único que podía hacer por mí era meterme de camarera en una de las fiestorras del equipo."

"Caray, ¿y aceptaste?"

"Sí, qué remedio. Montaron una gorda después del partido del Betis... fueron a una "boite" a celebrar el 2-0 por todo lo alto, figúrate, con la mierda de partido que hicieron. Raúl era un pesado, se daba golpes de pecho todo el rato y decía "¡soy la hostia! ¡soy la hostia!" Pero bueno, se fue pronto a casa. Le oí decirle a Guti "vigila bien el ganado", pero ese iba ya muy mamao. ¡Y llevaba un tanga rojo el cabrón!"



"Joder. ¿Y qué tal te trataron?"

"Regular... tuve que hacer cosas realmente degradantes... besar a Drenthe, el mono ese. ¡Y soportar a Salgado! ¡¡Pero si es más rubia que yo!! Íker también me entró, pero es un tontorrón. Los compañeros le hacían la broma de tirarle tercios de cerveza para que los cogiera al vuelo, se le caían siempre. Y encima el tío quería salir de ahí e irse de botellón. ¡Por favor! Baptista te admito que es atractivo, pero es negro y ya sabes que tengo mis principios. Al final pude sacarme unos billetes de aquí y de allá, pero ya me he quedado a cero otra vez... ¿dónde has puesto el whisky?"

"Calla calla, petarda. Pero oye, creí que te habías reformado. Me dijiste que la Liga pasada te había servido de inspiración, que ibas a sentar la cabeza."

"Sí, pero desde que se fue Fabio ya nada es lo mismo. Yo le veía como un padre, ya que los míos pasan de mí. Era una inspiración, pero ahora esto es un despelote. Si esos cabrones del Madrid hacen lo que les sale del nabo, no sé por qué yo voy a ser distinta".

"Pues también es verdad. Anda, te voy a meter en un taxi pa tu casa. Aunque oye, ¿sabes que estaba a punto de hacerme una gayola?"