¡¡Campeones!!

Así lo digo, la Liga está resuelta y ventilada. Prácticamente todos los partidos difíciles han sido ventilados, y ganamos incluso las cosas se nos ponen difíciles, como hoy. ¡Campeones en Enero! Sólo en Madrid, señores.

Hemos asistido seguramente al partido más bonito de la temporada, con emoción a raudales, que se decía antes, y un Villarreal que dejó jugar, que se dice ahora. Fue un encuentro a calzón quitao, vaya. Guchi estuvo en su salsa y completó su mejor partido en muchísimo tiempo. Se gustaba y encontraba siempre el hueco, colocando la pelota con virtuosismo. Así llegó el primer gol, con un pase diagonal milimétrico que Robinho remató a la primera, raso y ajustado al poste, sin piedad. Diego López no pudo hacer nada por atraparla, en lo que parecía el comienzo de una noche aciaga para el ex-madridista.

Sin embargo, a medida que avanzó el partido su figura se creció. Durante toda la noche dio una admirable muestra de reflejos y decisión, incluso muchas veces sin aparentar esfuerzo, como cuando paró con suficiencia la falta de Guti usando las dos manos. Cuando hay un balón por alto, sale sin dudarlo a por él, seguro de que se impondrá gracias a su determinación y su altura. ¿Es mejor que Casillas? Para mí lo es, sin duda (aunque no tenga padrinos). Salgan, salgan del shock: soy consciente de que esto no lo leerán en otros sitios (les recomiendo que eviten los medios de Matrix). Sin embargo, no me quejo en el tema de los porteros; asumo que lo hecho, hecho está, e Íker es bueno. Eso sí, me dolerá enormemente ver a López triunfar en otro grande europeo.

El empate del Villarreal llegó muy pronto, un golazo de Rossi, pero el equipo no se descompuso en ningún momento. Además de Guti, hay que destacar a Baptista, que con sus espectaculares galopadas logró darle una dimensión muy atractiva a nuestro centro del campo. Lanzó un trallazo muy bien detenido por el portero. Gago cuajó una buena actuación, y por ahora está logrando suplir correctamente a Diarrá. Malulo, al que temíamos como a un nublado, estuvo muy bien al corte, e incluso colaboró en ataque, ¡y tiró a puerta! Una costalada suya contra el césped fue aplaudida con entusiasmo por la grada. Hoy se ha ganado una fracción de su descomunal ficha. El árbitro era catalán, me parece. Nos robó un penalti claro pero bueno, son cosas que nos pasan a veces, diga lo que diga Pellegrini, que parece una estrella de canción ligera pasada de rosca, el Puma metido a Director Técnico.

El segundo tanto del Madrid fue muy espectacular: Ramos habilitó a Baúl, que llegaba por la izquierda y, solo ante portería, tiró al bulto. El balón volvió al propio Baúl, quien se la pasó de cabeza a Guchi, pero su tiro a bocajarro fue detenido nuevamente por López. El rebote le llegó a Robinho, quien pensó con frialdad y se dio cuenta de que la fuerza no servía en esa situación, lanzando un tiro flojo pero muy colocado, a la base del poste. Estallaba el delirio en el Bernabéu.

Pero no se rendían los jodíos levantinos: igual podía llegar el tercero que el empate. Llegados a este punto quiero hacer mención a un tema: Si ya está demostrado que cuando Casillas saca con el pie va fuera o a un contrario, ¿por qué no se le ofrece ningún compañero que está cerca cuando tiene que sacarla? Y ya que no sabe sacar, ¿no podría al menos intentar leer mínimamente el juego? Si nos están achuchando para empatar hay que parar el partido, exactamente igual que un jugador de campo, y no devolver la pelota al campo inmediatamente, sobre todo cuando no hay nadie desmarcado. En fin, uno de estos saques horrorosos acabó en un nuevo córner (hoy nos han hecho muchísimos), que no se defendió bien (los jugadores de campo en la higuera y Casillas clavadito bajo el larguero) y el Villarreal marcó el empate; cabreo munumental.



Ya estaba uno pensando en lo fácil que a veces se escapa lo duramente trabajado y preparándose para un final taquicárdico cuando Gago agarró un balón en la frontal y metió un magnífico balón bombeado a Sneijder, que acababa de entrar. El holandés remató muy bien de primeras, marcando el de la victoria. ¡Gran júbilo y gran alivio! Y además alegría por el chaval, que todo el mundo desea que triunfe (bueno, quizá Lama no mucho).

Ya sólo quedaba aguantar el resultado, lo cual se hizo con oficio. Chúster llamó a Robinho para cambiarlo por Drenthe, no fuera a marcar un hat trick, y ocurrió algo curiosísimo: los jugadores le hacían gestos de que no realizara el cambio. ¿Qué ocurría, una rebelión? ¿Baúl iba a quitarse la careta y ordenar los cambios directamente desde el campo? No, es que Malulo ya no podía más y se le había ocurrido pedir el cambio hasta ese momento. Entró Drenthe, y unos minutos después quitaron a Robinho por Higuaín (cuando a Schuster se le mete algo en la cabeza...). Pese al arreón visitante, logramos resistir. ¡Éxito total!

Ganada la Liga, ya sólo queda un reto: los 100 puntos, y si puede ser, 100 goles: el doble 100. Tan sólo la Champions puede ponernos ya los vellos de punta. Pensando en el futuro, con una defensa de circunstancias, sería un gran error no dar más minutos a Drenthe, quien puede enriquecer mucho nuestro juego. Con las reincorporaciones de Pepe, Heinze y Metzelder, unos automatismos perfeccionados y una lesión invalidante de Baúl, deberíamos hacer algo importante en el continente. Ya lo dicen los Ultras Sur, los únicos con cojones del Bernabéu:

¡En España, Real!
¡En Europa, Real!
¡En el mundo, Real!
¡¡Para siempre, Real Madrid!!

¡¡¡Hala Madrid!!!

- Real Madrid: 3 (Robinho (2) y Sneijder)
- Villarreal: 2 (Rossi y no sé quién más)

Hombre del partido: Robinho. Abrió la lata en dos momentos decisivos.