¿El mejor Madrid de la Historia?

Tengo un sueño. Un sueño en el que el Madrid surca las verdes praderas de Europa con un equipo de leyenda:

En la puerta Diego López, después de que el Chelsea fiche a Casillas por 80 millones (perdiendo luego la final de la Champions en un gol de córner).

Cipotinho de lateral derecho, haciendo de la zancada destripacéspedes de Salgado una lejana pesadilla. Ramos y Cannavaro en el centro: la juventud y la veteranía; la humedad de las nenas; el pavor de los delanteros. Roberto Carlos en la izquierda, que recupera toda su velocidad al ponerle un nuevo contrato en el córner contrario.

En el centro -qué lujo de centro- Emerson el calorro, templando y mandando, taurino, apabullante. Mahamadou Diarra, el pollón que espera la afición blanca, el apoteosis de la negritud, que decía Ansón. Por la izquierda, el otro caló (que hará pareja con Emerson, mejores que Camarón y Tomatito), Reyes el utrerano, por el cual reformaremos el vestuario para que sea una réplica exacta de la cocina de su casa, donde le esperará mamá después de cada partido con un guiso casero. ¡Se va a salir! En la derecha, Robinho, que redefinirá el término "caracoleo", tras un franco cara a cara con Raúl, en el que le espetará: "Vas a decirle cómo jugar a tu zorra madre". ¡Cuántos defensas van a comer hierba por su culpa! Beckham, en un arranque de orgullo, decidirá recobrar protagonismo (pasándose de Adidas a Nike).

En la delantera, hermanos, Ruud Van Nistelrooy, que se hará famoso por marcar goles hasta con la punta de la polla, parte ésta con la que sólo había rematado hasta ahora su glorioso antecesor Hugo Sánchez. Y acompañándole, el megacrack, la bestia, Julio Baptista, primer jugador que alcanzará los 60 goles en Liga. Ronaldo, en un arranque de orgullo, decidirá recobrar el protagonismo perdido (pasándose de Nike a Adidas).

En la fría Milán, un tal Kaká (eliminado en la previa de la Champions por el Estrella Roja) nos mirará por la tele con gesto compungido. El año siguiente le ficharemos por 15 millones para que sea suplente (haciéndole un favor). Pero es igual, llorará de agradecimiento todos los días por permitirle vestir esta camiseta.

Raúl verá la luz e ingresará en un monasterio trapense, haciendo voto de silencio (o sea que seguirá igual de dicharachero que ahora), siendo acompañado al poco tiempo por su amigo Valdano (al que sin embargo echarán enseguida por su excesiva locuacidad). Guti y Salgado se pasarán a la publicidad: El primero firmará en exclusiva con L´oreal (porque él lo vale) y Salgado con Facundo.

Y en mi sueño, compañeros, este eMadrid marca una era de dominio sin parangón en la historia del fútbol europeo. Empiezan a caer las Ligas y Champions. Cinco, seis seguidas… ¿Pero acaso se cansan de ganar? No, demuestran una voracidad sólo comparable a la de un tiranosaurio rex. Saben que por detrás llegan figuras del Castilla acaso mejores que ellos. 23-0 al Barça en la final la Champions. Apoteosis. Los títulos se convierten en algo tan habitual que hacen una línea de Metro Bernabéu-Cibeles.

Porque, amigos, tenemos el privilegio de estar asistiendo al gérmen de un equipazo. ¡¡De un equipazo, ¿os enteráis, hijos de puta?!! Ejem... perdón, me pierdo. Un equipo legendario, decía, que algunos no sabrán prever simplemente porque en un momento dado se escapó el fichaje de algún jugadorcillo. Pero en ese sueño, durante la misma jornada en que los pusilánimes agachan la cabeza, empieza a fraguarse el mito.

Sí, hermanos, hoy ciertamente es un gran día.