Kaká nos ama

Venía en el As de ayer una noticia de lo más significativa. Resulta que, por cuestiones de impuestos, si Kaká jugara en España, ganaría bastante más dinero que en Italia aunque su club le pagara el mismo salario bruto. De los 5 millones y medio que cobra actualmente, pasaría a percibir unos nueve. Por eso el chaval, que es un beato pero no
tonto del todo, lleva tiempo coqueteando con Calderón, que pese a todo nunca ha llegado a la consumación. El muchacho quiere acostarse con la chica, sí, pero su padre (en este caso Berlusconi) tiene que llevarle de la mano al dormitorio y encima le tiene que guiar el miembro hasta la entrada íntima de la muchacha. Y eso ya no, hombre, Kaká, que somos (casi todos) mayorcitos.

Os voy a contar un secreto: A mí el brasileño éste me parece un tío bastante pánfilo, y sinceramente no quiero a un personaje así en el Madrid. Dudo mucho que pueda ejercer de líder de ningún equipo, y ya vimos ejemplos bastante claros en el pasado Mundial y en la final de la Copa de Europa, citas donde básicamente se limitó a pasar por ahí. Si tuviera un mínimo de dignidad, hace tiempo que habría sacado un comunicado de prensa diciendo que está feliz en su club y que no tiene intención de marcharse.

El As y Calderón son otros que no tienen problemas de pudor precisamente. Los de Prisa pueden sacar seis noticias de de Kaká al mes, que en ningún momento les parecerá que se han pasado de rosca; aquí lo único inaceptable era el juego de Capello, claro. En cuanto al presidente, si alguien le diera cinco patadas en los cojones cada vez que pronunciara el nombre del brasileño, quizá se comportaría con algo más de decoro, pero es bastante dudoso. ¡Que Galliani tenga que darnos lecciones…! Ramón el Felón realmente debe pensar que el único problema de su presidencia ha sido no traer a Kaká; hace falta ser limitado. Por cierto, los que tengan estómago que le echen un vistazo en la portada del As Digital al rostro del Óscar Ribot: vaya cara de chuloputas de poca monta que gasta el tipo. Y estos son los personajes que en la práctica deciden nuestros destinos, amigos. Pobre Madrid.