Histeria y serenidad

Lo de las "cumbres de emergencia" es una horterada supina. Si uno tiene que hablar con el míster, lo hace a la mañana siguiente del partido. Se reúnen presidente y entrenador, se toman un café y hablan del equipo. A la salida se dice a la prensa "todo normal, gracias", y a volar. Si la directiva no está contenta con el entrenador, lo echa a final de temporada y aquí paz y después gloria. Lo contrario es proporcionarle un placer supremo de los Abellán, Kakallanas, Cerdaño y cia. Reunirse "de urgencia" es darles la razón, decir "este Capello no vale, ¡tenemos que hacer algo, ya!", mientras los juntaletras menean la cabeza musitando "ya lo decíamos nosotros". ¿Qué coño resolvieron en la charla? ¿Hicieron un análisis técnico del encuentro, descubrieron por qué no entró la pelota o por qué Salgado es tan ridículo?

Los que piden dimisiones, que se den una ducha fría. Capello está fracasando y perdido, no hay que ser un genio para darse cuenta, pero echar a un entrenador a mitad de temporada es siempre un error. Lo fue con Luxemburgo y lo sería con cualquier otro. Y sobre todo, hay que dejarle una cosa clara a la prensa: Que tenemos el derecho de arruinar la temporada como nos salga de los cojones, ellos no nos pueden marcar el estilo, jamás. Que se metan el tiqui taca por el culo si tanto les gusta (aunque ojo, con el contragolpe del faraonito y Chuster se les cae la babilla).

La directiva que no se preocupe por las "pañoladas", en cuanto rumien tres o cuatro pipas los abonados volverán a estar más tranquilos que un burro tumbado al sol; estos ni sienten ni padecen. Los pitidos de ayer no fueron más que una pequeña prórroga de los habituales durante los partidos (¡esa afición que lleva en volandas al equipo!). Recuerdo aquella célebre eliminatoria contra la Juve, en la que Nevdev le sacó diez mentros en carrera a un decadente Hierro y fusiló a Casillas. Estaba convencido de que al partido siguiente habría una tormenta de pitos cada vez que la tocara el capitán. Llegó el partido y... nada. Lo único que se oía era "cric cric". La masa ésta es tan entendida que ayer se puso a aplaudir a Raúl. Lo del mito es flipante, me he dado cuenta de que tiene una forma especial de correr, muy poco natural: menea mucho los hombros como diciendo "mirad, mirad cuánto me esfuerzo". La verdad es que el tío es decididamente destestable, que haya sido ídolo es un misterio más del fútbol.

En fin, consolémonos pensando que había bajas y que algunos fichajes han salido rana. Reyes necesita unas condiciones tan específicas para rendir que ya sólo falta ponerle una olla con un guiso de su madre a pie de campo para que haga algo. Mandarlo de vuelta Inglaterra sería un favor humano para este chaval. Que pase cinco años allí, que aprenda siquiera a balbucir en inglés y en definitva que sufra un poco y se haga hombre. Igual así resuelve sus problemas de incontinencia. Robinho, pues un poco bluff, oyes. En estas crisis los cracks deberían ponerse el equipo por montera, y el chaval no ha sido capaz. Diarrá, por su parte, no tiene mucha pinta de líder. Y así podríamos seguir un rato. En cuanto a Capello, el tío lo ha intentado, pero parece que está mayor y se ha ablandado. No sólo ha hecho concesiones sobre su modelo, sino que se ha sacado de la chistera cosas una banda Malulo-Raúl. Eso es de alguien a quien se le ha pasado el arroz futbolístico, me parece a mí.

Pero bueno, la vida sigue, amigos. ¡Al fin y al cabo, sólo es fútbol!