En este país los terroristas ponen y quitan presidentes

El 14 de Marzo del 2004, tres días después de que "alguien" colocara una serie de bombas en los trenes de cercanías de Madrid causando una brutal masacre, la masa borrega acudió a depositar solícita su voto al partido de los 100 años de honradez, de la paz, de la legitimidad moral, el PSOE. Votaban socialista a pesar de un ¿líder?, antes Zapatero, luego ZP, de una debilidad manifiesta y al que a todas luces le faltaban varios hervores. Con este comportamiento tan inteligente, la "ciudadanía soberana" ponía en el poder al presidente que habían dictado los terroristas con las explosiones y la sangre. Han pasado dos años de ¿gobierno?, los últimos meses de los cuales han estado marcados por unas negociaciones vergonzantes con la banda ETA, que en todo momento ha dado muestras sobradas de sus verdaderas intenciones. Para nuestro "rotundo" gobierno las consecuencias de un robo masivo de armas serían que "la justicia perseguiría a sus autores", y los ayer nos enteramos de que los asesinatos eran "accidentes mortales". Qué firmeza, qué determinación la del presidente, ni Churchill.

Hoy ha explotado otra bombita (200 kilos de nada), un "accidente mortal" en el que se han segado dos vidas (eran ecuatorianos, pero oye, en el fondo los sudacas también son personas). Golpetazo a la imagen del gobierno, al que le salpica la sangre en la cara. ¿Le perjudicará esto electoralmente? Es probable, pero de nuevo nuestra "sabia ciudadanía" estará votando al son de las bombas, lo cual resulta triste, muy triste. Porque en un país como es debido (EEUU), los atentados tendrían un efecto electoral ínfimo, y los terroristas no jugarían con esa variable. Es más, podrían obtener justo el efecto contrario al buscado.

Aquí medio país vota socialismo sí o sí, aunque se descubra que el PSOE tiró la bomba de Hiroshima, y el otro medio vota PP por costumbre, convicción o desesperación. Por último otro sector de la masa parece votar según sople el viento, o más bien la onda expansiva de las bombas, y que por lo visto decide las elecciones. El día que tengamos una ciudadanía que se pare a valorar con mentalidad crítica la valía de un líder y de sus propuestas, más allá de sus siglas, y que castigue duramente la negociación con los terroristas, independientemente de los supuestos resultados que ésta produzca, éste será sin duda un país mucho mejor.

De todos modos me dice mi amigo el peón que no me confíe. Las muertes son un pequeño contratiempo, sí, pero con un mes y medio de silencio en los papeles todo arreglado. Después se retomará el "proceso", poco antes de las elecciones habrá algún "gesto" por parte de los terroristas (falsa entrega de armas), y zas, cuatro años más de paraíso igualitario. Quiero pensar que de algún modo se pueda romper esta ingeniería social de pesadilla. Ojalá.

Y el que quiera una entrada sobre la pelotita, que se vaya a Notas de Fútbol.